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El Tour maldito

Luego de los escándalos de dopaje de años anteriores, la presente edición del Tour de Francia se ha caracterizado por las terribles caídas
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17 de julio de 2014 a las 16:58

Repasar el día a día de lo que hasta el momento ha sido el actual Tour de Francia genera la duda de si se trata de la principal carrera de ciclismo del mundo o del duro Rally Dakar. Caídas, golpes, raspones, fracturas, y posteriores abandonos, han sido la marca en lo que va de la 101ª edición de la prueba que largó el pasado 5 de julio en Leeds, Inglaterra, y que finalizará el 24 de este mes en los Campos Elíseos de París.

Para peor, como si de una maldición se tratara, quienes han tenido que dejar la carrera con los huesos rotos son varias de las principales figuras mundiales del deporte del pedal.

Antes de largar la carrera ya se sabía que el circuito de esta edición iba a ser muy duro. Los 3.664 kilómetros totales de la prueba, que este año pasa por Inglaterra, Bélgica y España, se dividieron en nueve etapas en llano, cinco de media montaña, seis etapas de alta montaña con cinco llegadas en alto, una contrarreloj individual y dos jornadas de descanso.

La primera semana alternó embalajes, con momentos de alta intensidad emocional y 15,4 de suelo adoquinado en la quinta jornada. Y ni bien se bajó la bandera, comenzaron las caídas. El primer ciclista de élite en ir al pavimento fue el británico Mark Cavendish, quien en la primera jornada se rompió los ligamentos del hombro derecho, por lo que, tras ser intervenido quirúrgicamente, estará de baja por los menos seis semanas.

La mala fortuna siguió con el luxemburgués Andy Schleck, ganador del Tour 2010 luego de que se le retirara el título al español Alberto Contador por dopaje.

En la tercera etapa sufrió una caída, se lesionó ligamentos y meniscos de la rodilla derecha, y abandonó.

Afuera los candidatos
Las desgracias continuarían con las caídas de, en lo previo, los principales candidatos a definir el título: el último campeón, el británico Chris Froome, y el español Contador, ganador en 2007 y 2009, antes de su escándalo de dopaje en 2010.

En dos días seguidos, Froome fue tres veces al piso. Las dos últimas en la quinta etapa y en el medio del pelotón. Aguantó hasta el kilómetro 85 de ese trayecto y abandonó. Tras retirarse, se confirmó que tenía fracturas en la muñeca izquierda y en la mano derecha.

Parecía que el título quedaba servido para Contador, pero el español también rodó y tuvo que marcharse. Fue en la décima etapa y por un descuido insólito: “Agarré una barra (nutricional), tenía solo una mano en el manillar y pasé por un bache”, explicó el pedalista al revelar la causa de su accidente, una barrita de cereales. Tras el golpe, intentó pedalear unos kilómetros pero no resistió. Luego se confirmó que tenía una pequeña fractura en la tibia en una de sus piernas.

Los abandonos han continuado. Entre otros, el estadounidense Andrew Talansky, ganador del último Dauphiné, lesionado tras varias caídas desde el inicio del Tour, se fue a casa. Lo mismo hizo el suizo Fabián Cancellara, experto en contrarreloj, quien prefirió dejar la prueba para descansar y preparar la Vuelta de España.

¿Las caídas taparán los dopajes de otros años?
La actual edición del Tour va encaminada a ser recordada por sus caídas y abandonos, distinto a lo que ha ocurrido en años anteriores donde la mancha del dopaje ha empañado a la prestigiosa prueba.

El año pasado quedaron desiertos los siete títulos ganados por el estadounidense Lance Armstrong desde 1999 a 2005 luego de que se descubriera que se había dopado, en el que fue el escándalo más grande del deporte por consumo de sustancias prohibidas.

El título que había ganado Floyd Llandis en 2006 también fue retirado por dopaje y pasó a manos del español Óscar Pereiro. Algo similar ocurrió el 2010, cuando a Contador se le retiró el que era su tercer Tour y se lo adjudicó a Schleck.

En esta edición, los abandonos han dejado al italiano Vicenzo Nibali como principal candidato a ser el primero en llegar a los Campos Eliseos. El de Vicenza fue consultado sobre el dopaje y señaló que las cosas han cambiado. “Creo que es un ciclismo mejor, más limpio”, admitió.

Sus palabras hacen pensar que el Tour 2014 se recordará por los abandonos, pero, como ya ha ocurrido, estas carreras suelen definirse en los laboratorios.

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