Jugó de visitante en todas las canchas que le fijaron, perdió dos piezas claves por lesión en el arranque y se fue diezmando a causa de suspensiones. Así y todo
Danubio llegó a la última fecha del Uruguayo Especial con chances de pelear el título. Pero hasta acá llegó el amor le dijo
Fénix que lo goleó 4-1 con una contundente y brillante actuación.
Fénix sorprendió porque propuso un 4-3-3 al sistema de tres defensores que planteó Leonardo Ramos en la visita (3-4-1-2) y porque no solo tuvo un aire maquinal para recuperar pelotas –la grifa del equipo de Martínez– sino que tuvo transiciones muy veloces en las que pasó de defensa a ataque con mucha gente, un aspecto del que poco se habla en el estilo de juego del DT albivioleta.
Así firmó Lucas Cavallini su primer gol a los 9'.
Dentro de una estructura muy ordenada, Fénix tuvo en el Lolo Estoyanoff la cuota de talento y libertad para canalizar las ofensivas. Las dos primeras que tocó fueron caños. El resto fue esencia misma de potrero.
De dos córners suyos llegaron dos goles de pescador de Ignacio González e Ignacio Pallas en jugadas donde Danubio mostró su peor cara defensiva en todo el torneo.
Entre medio de los goles del zaguero, hubo otro de Cavallini en un remate de afuera del área que se le metió en cámara lenta a Michael Etulain tras desviarse en un defensa. El golero tampoco estuvo firme en el segundo gol.
Danubio nunca estuvo en partido. Reaccionó en el arranque del segundo tiempo y descontó (1-3) con un golazo de Marcelo Tabárez en la única triangulación ofensiva que no naufragó en las irregularidades del terreno o en el mar de piernas de la zaga rival.
Pero entre el cuarto gol local, el de Pallas, y la consistencia defensiva de Fénix –la faceta más conocida de un equipo que por lo visto este domingo también ataca muy bien– se terminaron primero la reacción y luego la ilusión del campeonato para Danubio.