El show de los NBA, visto a centímetros

EE.UU. le ganó a Venezuela con destellos técnicos y mucho color en las tribunas
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09 de agosto de 2016 a las 00:15

Camisetas de Kobe Bryant, LeBron James y Stephen Curry se pasean por las tribunas del Arena Carioca, el estadio de básquetbol de los Juegos Olímpicos de Río. Falta media hora para que jueguen Estados Unidos y Venezuela y la cancha se va llenando a ritmo frenético. Los NBA son desde 1992 uno de los principales polos de atracción del evento. Y a un público como el brasileño su presencia le calza como anillo al dedo.

Cuando los jugadores son presentados hay uno que se roba las palmas por destrozo: Kyrie Irving, el base de los campeones Cleveland Cavaliers, el MVP del Mundial de España 2014. Después, los suplentes se unen en una rueda y ensayan unos pasitos de baile. Así arranca sus partidos Estados Unidos: distendido desde adentro, bañado de idolatría desde afuera.

A la hora del juego -que comienza con una infernal hundida de Kevin Durant-, Estados Unidos soporta que Venezuela se le plante y le juegue un primer cuarto admirable pasando dos veces arriba en el tanteador e igualando al cabo del primer parcial 18-18.

El show, mientras, es exclusivo de las tribunas, de ese fantástico público que es el brasileño. Una mascota inflable hace reír a los presentes en el tiempo muerto, el animador -infaltable- y la música visten el espectáculo y el espectador se siente parte viva del mismo con la constante interacción con las cámaras.

Más allá del kiss cam, que llegará antes del último cuarto, hay un "muscle cam" (el enfocado muestra exhibe sus bíceps, estén o no bien trabajados) y un "bongo cam" (donde el objetivo es meter percusión). También una opción más larga y libre simplemente para bailar. Ninguno de los que aparece en cámaras se rehúsa a la interacción. Todos se prestan a la diversión porque saben que no están presenciado un simple partido sino también un espectáculo.

Y Estados Unidos, a partir de la mitad del segundo cuarto cuando ajusta su defensa, se pone a tono con el entorno. Entonces DeAndre Jordan se impone en la pintura con autoridad (14 puntos, nueve rebotes) y Paul George combina triples con hundidas atléticas (tres de cuatro en triples, 20 unidades), mientras Kevin Durant y Carmelo Anthony se muestran como los hombres más regulares del equipo.

Lo que antes era partido es ahora un trámite que oscila entre los 30 y 40 puntos de diferencia entre uno y otro equipo. Pero el show no decae. Eso en Brasil, nunca. Baile en la previa y una exhibición de gimnasia en el entretiempo. Música en los entretiempos y también sobre el partido.

Y el público siempre protagonista. Con la ola o zapateando en los tablones de madera de ciertas partes de la tribuna.

Al final, los jugadores acuden a zona mixta. Cada uno tiene un cartel en el cuál atenderá a los medios. Los NBA hablan calmadamente y evaden las miradas de sus interlocutores. Kyle Lowry dicen que esta vez jugaron mejor de lo que lo hicieron en el debut ante China. Paul George que deben seguir creciendo como equipo partido a partido. Jimmy Butler (otro que entró bien y puso 17 puntos) no. Ese pasó de largo corriendo ignorando el cartelito. Pero ya todos tenían los que buscaban. Los puristas del juego pinceladas de buen básquetbol, los periodistas notas y la gente brasileña, por supuesto, diversión.

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