Susana, su pareja desde hace ocho años, no solo lo ayuda siempre, sino que también se encontró una labor en Costa Rica. Al igual que en su pasado en Uruguay, juega al hándbol y hasta dirige.
"En Uruguay jugaba al hándbol en Bohemios y ahora juega en el club Terrazú, cerca de Pérez Zeledón donde vivimos y yo juego, pero en la misma ciudad, también dirige a un equipo sub 18", explicó a Referí Christian Yeladian.
Luego de un periplo por Alianza de El Salvador, este año llegó a ese equipo tico al cual lo llevó el técnico uruguayo Daniel Casas.
"Esta es una ciudad muy parecida a Colonia, tranquila. Me encanta ir de pesca. Lo hago desde la orilla o en bote; hace poco fui con el utilero del club. A 40 minutos tengo unas playas divinas", agrega el volante.
Este es el quinto equipo de Christian en el exterior luego de haber defendido hace años a Técnico Universitario de Ambato de Ecuador, Foolad de Irán, Juventude de Caxías de Brasil y el conjunto de Alianza recientemente nombrado.
Yeladian dice que "la gente es muy amable y servicial". Sin embargo admite que pierde la paciencia con el tránsito: "Cuando manejás, te calentás porque ellos van a un ritmo muy tranquilo, andan con una paz tremenda todo el día, bien diferente a nosotros los uruguayos".
Todo por un fainá"Hace poco vino mi mamá. Le pedí que trajera fainá porque extrañaba y me trajo sobrecitos para hacerlo, porque acá no existe. Otra cosa que no hay es lehmeyún que me encanta. Mi viejo (Apraham) las hace en el parrillero. Hace tiempo que no como, así como tampoco un buen asado. La carne roja acá no tiene nada que ver con la nuestra" apunta Christian.Hay veces que va a la playa "y me llevo la parrilla del horno de la cocina y hago un fueguito con leña de los árboles que hay por allí. Me hice amigo del carnicero, pero acá tienen otros cortes de carne, no tienen idea lo que es el asado. Él hace lo posible por cortarme lo más parecido al asado, pero la carne es muy dura. Acá lo hacen con carbón, no con leña".
En Costa Rica, las parrillas son muy particulares. "Agarran las llantas de los autos, le sueldan patas de hierro, le colocan una parrillita arriba con fondo para que no se caiga el carbón, y ahí hacen lo que ellos llaman asado", explica.
Sobre el tema seguridad diferencia lo que es Costa Rica y lo que vivió en El Salvador.
"Acá es muy buena. Cuando estuve en El Salvador era totalmente diferente, muy peligroso. Centroamérica es muy peligroso y Costa Rica no parece de Centroamérica. Acá no vi un arma nunca. En El Salvador veía metralletas por todos lados con la Policía en la calle".
Y agrega: "Dos veces me tocó ver cadáveres en la calle. Una vez, volvía del aeropuerto y en el trayecto había un puestito de artesanías. Iba con el gerente del club (Alianza) y cuando pasamos habían matado a una señora. No la tapaban ni nada. Pensé, ¿dónde me metí? Después me dijeron que hay muchos ajustes de cuentas. Veías el informativo y te querías matar porque no prohíben nada. Hay un diario sensacionalista que pone fotos insólitas de muertos en las tapas".
Christian recuerda que "vivía en un barrio privado, rodeado de muros, con piscina, canchas de tenis, cerca eléctrica. Pero esa no es la realidad del país. Pero a diferencia de lo que es Costa Rica, allí volvía rápido de la práctica para acompañar a Susana al supermercado y no dejarla sola. Acá no me apuro porque no hay problemas de seguridad".
Acerca de Costa Rica dice que "es como la Suiza de América, se vive bien y por más que es un poco más caro que El Salvador, pago por mes solamente US$ 5 de agua y US$ 25 de luz".
Sobre la nafta tiene una historia muy particular: "Acá se quejan del precio, dicen que es cara, pero yo lleno el tanque con US$ 30, mucho más barato de lo que se paga en Uruguay".
La lejanía de la familia es una de las cosas que más extraña, como muchos.
El tema es que vivió dos años seguidos las fiestas de fin de año en soledad y eso se siente.
"No les quise decir nada a mis viejos, pero fue complicado porque además, soy muy familiero. En El Salvador pasé la peor fiesta de mi vida. No conocía a nadie, salvo al Colorado Curbelo que me llevó. En Nochebuena dije 'me compro una cerveza y me acuesto', pero el Colorado me invitó a la casa de unos uruguayos. Me trataron bien, pero cenamos a las 8 de la noche, no se tomaba una gota de alcohol. A las 12 subimos a la azotea. Pensé que íbamos a tirar cohetes, pero nada. A la una menos cuarto estaba durmiendo".
El 31, a fin de año, "vino el Colorado de nuevo y le dije que no se ofendiera, pero no iba. Y lo pasé solo".
En Costa Rica, el otro año que estuvo solo en las fiestas "fue similar. Pero por lo menos, había unos uruguayos con un medio tanque, fue José "Pepe" Cancela y pasamos mejor. Pero igual extrañaba estar con mis hermanos en Uruguay con los tamboriles, la parrilla en La Teja con mi gente", recordó.
Y la familia tira: "Tengo dos sobrinos y casi no los conozco. Lautaro tiene tres años y estuve en su primer cumpleaños. Por mis viajes a jugar en el exterior, no lo vi más. Y hace cinco meses nació Joaquina, mi sobrina. Aún no la pude ver personalmente".
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