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El puzzle de las soluciones

¿Cómo juegan? ¿Qué fuertes tienen? ¿Qué debilidades? Una mirada a fondo del Nacional de Álvaro Gutiérrez y del nuevo Peñarol de Jorge Fossati
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04 de septiembre de 2014 a las 19:41

Peñarol largó con todo la temporada a dos puntas y Nacional también en el plano local, aunque tropezó a las tres fechas en el Torneo Apertura.

Los grandes del fútbol uruguayo son lo que conformaron los mejores planteles del medio con el objetivo de borrar lo que les pasó en el Uruguayo 2013-2014. ¿A quién le irá mejor? La verdad está en la cancha, pero el arranque de uno y otro equipo confirma que el aurinegro armó un plantel mejor balanceado.

Nacional mantuvo en la conducción del equipo a Álvaro Gutiérrez que había dirigido las últimas tres fechas del Clausura, mientras que Jorge Fossati sigue al frente de los aurinegros.

Entre sus incorporaciones, Nacional sumó a Diego Polenta –quien aún no debutó–, Jorge Fucile, Gonzalo Porras, Sebastián Fernández y José David Velásquez (ver página 4).

Salvo Polenta, los otros tres futbolistas le brindaron a Nacional soluciones en sectores del campo donde acusaba falencias críticas.

Fucile maneja los dos perfiles y le garantiza al equipo salida limpia, velocidad en los cierres a la hora de cubrir a los zagueros y proyección.

En el debe del ex Liverpool se puede contar su baja estatura, lo que no le posibilita ganar en la altura cuando fallan los centrales, situación que vivió ante El Tanque Sisley, partido que abandonó por una dolencia.

Llegó pensando en cubrir el andarivel izquierdo, pero el bajo rendimiento de Pablo Álvarez mantuvo en el puesto a Juan Manuel Díaz y colocó a Fucile por derecha.

En la medular, Porras llegó para poner orden en un sector tan clave como delicado en las últimas temporadas tricolores.

En esa zona del campo, Gutiérrez tiene alternativas, como Arismendi, Calzada, Romero y Prieto, pero Porras es el único que le suma claridad al trato de balón, sumado a la capacidad de marca natural de un volante central. Con Romero se entiende a la perfección.

En ofensiva, el alivio corre por cuenta de Fernández, quien con su característica de juego veloz y vertical se transformó en el socio ideal de Alonso y un complemento para Pereiro en la creación de juego.

La inclusión del ex Defensor Sporting le brinda a Pereiro la posibilidad de jugar por la calle central, ya que Fernández juega por las dos bandas y realiza el desgaste. En esta nueva función, Pereiro logra entrar en contacto con la pelota y tener mayor visión.

La inclusión de Barcia le permite a Nacional descongestionar la zona defensiva rival y hacerle el trabajo sucio a Alonso, como para transformar se en arista de pase para el tándem Pereiro-Fernández.

Pero el drama tricolor –que quedó patente el sábado pasado ante El Tanque Sisley– es la zona central de la zaga. Por eso Gutiérrez recurrirá el domingo a Diego Arismendi para intentar paliar ese déficit.

En Peñarol, Fossati logró el objetivo con sus incorporaciones: rediseñar un dispositivo táctico que le permita al mirasol, en los papeles y en la concepción de juego, ser un equipo agresivo, con tendencia a jugar por las bandas y hacer de la presión un culto para hacerse de la pelota.

Bajo ese cometido, el entrenador cuenta con tres futbolistas que pueden cumplir el rol de presionar y crear de forma impecable.

Las llegadas de Rodales y Diogo le dieron al equipo una dosis de vértigo que parecía perdida y obligaron a Fossati a modificar el esquema.

Peñarol dejó de utilizar un 3-4-1-2, para hacerle espacio a los extremos y jugar con un 3-3-2-2, que le permite ubicar en la oncena titular a seis hombres de corte ofensivo, si se contempla que en las últimas alineaciones convivieron como titulares Rodales, Diogo, Jorge Rodríguez, Jonathan Rodríguez, Antonio Pacheco y Marcelo Zalayeta.

La llegada de Alejandro Silva brinda otra variante, ya que es un polifuncional por excelencia y puede jugar en lugar de como mediapunta o por las bandas.

El arranque de la temporada –donde Peñarol juega Apertura y Sudamericana– indica que el aurinegro se armó mejor. Pero la historia recién empieza.

Las altas que le cambiaron la cara al equipo

Jorge Fucile
El lateral se adueñó de un carril que sufría demasiado por el bajo nivel de Pablo Álvarez. Tuvo altibajos, pero tiene nivel de selección y se nota.

Gonzalo Porras
Llegó como campeón y se ganó un lugar en base a su prolijidad en el quite y su buen manejo de pelota. Se entiende con Romero a la perfección.

Sebastián Fernández
Su aporte le da a Gutiérrez la variante de soltar a Iván Alonso y liberar a Pereiro de la presión rival. Rota con Barcia en la función de ataque.

Andrés Rodales
El polifuncional se volvió el pulmón derecho de Peñarol. Su biotipo le permite doblegarse en defensa y ataque. Abre la cancha de forma constante y es uno de los preferidos de Fossati. Su expulsión ante Tacuarembó le abrió la puerta a Alejandro Silva.

Diogo Silvestre
El brasileño se ganó el puesto gracias a su despliegue por la banda. Marca y juega con criterio. Además define bien con los dos perfiles.

Alejandro Silva
Llegó con el plantel armado y corre de atrás pero, estando en forma, se presume será un titular fijo. Es una alternativa a Rodales y a Pacheco.

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