Suárez en el Complejo

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El otro Luis Suárez, el de carne y hueso

Al otro día de los cuatro goles a Chile, Suárez recibió a El Observador y recordó con emoción cuando Tabárez lo respaldó después de un partido flojo en 2009
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12 de noviembre de 2011 a las 22:08

Debe ser lindo estar en el cuerpo de Luis Suárez por un rato. Especialmente después de hacer cuatro goles con la camiseta de la selección. Volver a la concentración al final de tanta euforia y sentir un remanso en el alma, cerrar los ojos y dormir plácidamente con la satisfacción del deber cumplido, con el orgullo de que un país entero está feliz gracias a ti. Porque así fue la noche posterior al triunfo contra Chile para el gran goleador uruguayo. Tranquila, emotiva, sencilla a pesar de la sobredosis de talento.

“A veces después de los partidos nos cuesta dormirnos. Pero anoche me dormí temprano y a las siete y media estaba levantado”, contó Suárez a El Observador. “Traté de dormir más, pero no pude. Entonces pensé que luego teníamos un viaje largo y que iba a aprovechar para dormir en el avión”.

La del sábado fue una mañana tranquila en el complejo de la AUF. Surcaba un aire manso y el sol se animó a mostrarse. Claro, después de un espectáculo como el que brindó la celeste, hasta el sol se asoma sin vergüenzas. Los jugadores de la selección trotaron un rato en una de las canchas del complejo y después recibieron a sus familiares antes de un nuevo viaje en avión, ahora hacia Roma para enfrentar a Italia el martes.

Suárez atendió a El Observador con una serenidad que conmovía. Pensar que el mundo está hablando de los goles de este muchacho y él se toma su tiempo para atendernos con generosidad y también para disfrutar de la charla con los funcionarios de la selección. “En casa estoy acostumbrado a levantarme temprano. Es una rutina. Cuando no entreno me quedo con la nena. En la selección tenemos hasta las 10 y media para desayunar. Pero yo me levanto antes a tomar mate con Carlos, Aldo y María”. Ellos trabajan ahí y son el cable a tierra de los futbolistas: “Nos encanta charlar con ellos porque nos ven como personas normales, afuera del ídolo. Juegan con mi hija, a mi señora la tratan de novela. Hablamos de cosas normales, de la vida, de la familia…”.

El crack en persona, fuera de las canchas, lejos de las luces, a kilómetros del glamour. Aun después de haber jugado un partido que no se olvidará jamás, pese a que no empezó en las mejores condiciones. “La semana pasada me acalambré y al minuto uno del partido de ayer (el viernes) sentí una molestia en el músculo, que no llegó a ser un pinchazo. Pero si me arriesgaba a picar al máximo podía ser peor. Entonces aguanté, la fui llevando y terminé bastante bien”.

Fue notorio que apenas comenzó el encuentro fue masajeado afuera de la cancha y después, cada tanto se tocaba la parte posterior de la pierna. Pero aún así, sin que su condición física estuviera en un 100%, Suárez ejecutó los tiros libres, levantó los tiros de esquina y marcó cuatro goles con la selección, algo que no sucedía desde 1957. “Se fueron dando las situaciones”, comentó con humildad y luego añadió: “Hoy estoy mejor. Fue una sobrecarga, pero no es de grado mayor”.

Esos son detalles que marcan el presente de la selección. No hay molestia que los saque del partido. Dan todo de sí y un poco más para cumplir con la celeste. Es un triunfo del cuerpo técnico que encabeza Óscar Washington Tabárez haber formado un grupo homogéneo, pero también de cada uno de los jugadores que él convoca. Están metidos de cuerpo y alma en el objetivo que se proponen. Se contagian las ganas.

“A mí me pone la piel de gallina ver lo que corren el Ruso Pérez y el Cacha (Arévalo Ríos) en la mitad de la cancha, lo que sufren por recuperar la pelota. Me motiva. Entonces yo no puedo después agarrar la pelota arriba y perderla enseguida. Tengo que hacer el máximo esfuerzo en cada jugada. Me enorgullece que todos metan, eso es lo que uno valora. Cuando vengo a la selección hasta siento nervios los días previos a los partidos. En Liverpool me pasa según los partidos, pero la selección tiene una manera distinta de jugar”, reconoció Suárez a El Observador.

También destacó el goleador la importancia del entrenador. Quedó claro en ese abrazo sincero cuando salió del campo y se cruzó con Tabárez al costado de la cancha. Fueron segundos emocionantes. “Siempre lo dije, el Maestro significa mucho para la selección y en mi carrera. Él confió en mí, me dio la oportunidad de jugar en la selección cuando no me salían bien las cosas y recibía críticas de todos lados. Me acuerdo del partido contra Perú en las Eliminatorias pasadas que perdimos de visitante. El Maestro se sorprendió de la forma en que jugué y me dijo que confiaba en mí porque sabía que ese no era el verdadero Luis. Me dio una nueva oportunidad al partido siguiente contra Colombia y eso es algo que no me puedo olvidar. Todos decían que iba a hacer muchos cambios y que yo era uno de los que iba a salir”.

Sabe que Tabárez confía mucho en él y en sus compañeros, “entonces nos sentimos respaldados por él”, dijo, y agregó: “Y con la necesidad de demostrarlo en el campo de juego”.

Antes del encuentro con Chile, el técnico trató de quitarle dramatismo a la baja de varios futbolistas, entre ellos Diego Forlán. “Cada uno de nosotros se siente a gusto en el plantel porque sabemos que si no están Diego, el Mono Pereira o Gargano como en este caso, nos entregamos con todo pero de acuerdo a nuestra forma de jugar, porque sabemos que el Maestro no nos llama para que juguemos como ellos, sino para que lo hagamos como nosotros mismos”.

El desempeño futbolístico de Uruguay es claro. Por primera vez lidera la tabla de posiciones en la tercera fecha (y también seguirá arriba aunque tenga libre en la cuarta) desde que las Eliminatorias se juegan en régimen de todos contra todos. “Eso demuestra que lo del Mundial no fue una casualidad y que podíamos seguir con ese nivel. Lo estamos logrando, creyendo en nosotros, con la misma actitud de siempre”.

Suárez demuestra en cada partido actuaciones sublimes. El viernes causaba emoción observarlo cuando encaraba a los defensores chilenos y los superaba como a muñecos. También da gusto cumpliendo con el rol de ídolo, firmando autógrafos, tomándose fotos. “Es el oficio de uno, es normal que la gente te conozca, ya estoy acostumbrado, no me molesta. Fui hincha de Uruguay y sé lo que se siente ahora que estoy del otro lado”.

La selección enfrenta el martes a Italia en Roma en un juego amistoso para aprovechar la fecha libre de las Eliminatorias. Después, no habrá partidos oficiales hasta julio cuando retorne la competición rumbo a Brasil 2014. ¿Es una lástima tener que esperar tanto para volver a a ver a la selección? “No sé si es una lástima o un beneficio porque después de ganarle 4-0 a Chile la gente iba a pedirnos más. Es un alivio que no juguemos hasta julio. Tenemos tiempo para estudiar a los próximos dos rivales (Venezuela y Perú) que serán difíciles y aprovechar este momento de tranquilidad”.

Eso es lo que más aprecia el crack. La tranquilidad. Por eso, mientras dialoga con El Observador levanta la vista cada tanto y de pronto se le ilumina el rostro: “Allá viene mi nena”. Con Sofía a la vista, el remanso del crack es completo.

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