Dmitri Rybolovlev

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El nuevo magnate del fútbol

Dmitri Rybolovlev, un médico ruso que amasó una fortuna con una empresa de fertilizantes de potasio, desembarcó en Mónaco para armar un equipo estelar
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29 de mayo de 2013 a las 19:48

Roman Abramovich en Chelsea, Mansour Bin Zayed Al-Nahyan en Manchester City y Silvio Berlusconi en Milan tienen un fuerte competidor en Francia: Dmitri Rybolovlev, el propietario de Mónaco que ya hizo estallar el mercado de pases en el fútbol europeo.

Recibido como médico en la Unión Soviética, Rybolovlev, de 46 años, amasó una fortuna en su país como accionista de Uralkali, una empresa productora de fertilizantes de potasio.

En diciembre de 2011 desembarcó en Mónaco cuando el equipo se había ido al descenso. Ahora, con su retorno a la Primera División el hombre sacó la chequera y empezó a desparramar euros por todas partes para reforzar al equipo.

A Porto le dejó € 70 millones para llevarse al colombiano James Rodríguez y al portugués Joao Moutinho.

Pero la transferencia que rompió el mercado fue la que cerró el lunes con el colombiano Radamel Falcao García. El hombre pagó la cláusula de rescisión fijada en
€ 45 millones y convenció al goleador ofreciéndole € 14 millones al año por un contrato de cinco temporadas de duración.

Es esta la vía rápida de llegar al éxito deportivo. La de Chelsea, Manchester City, Málaga o Paris Saint-Germain. La del magnate que llega, se adueña del club y lo resuelve todo a fuerza de inyectar euros.

Rybolovlev también se trajo, libre de Real Madrid, al zaguero Ricardo Carvalho. Pero también maneja una serie de nombres para seguir poblando de estrellas al equipo que dirige la mano dura del italiano Claudio Ranieri.

En ese sentido ya suenan Víctor Valdés, Fabio Coentrao o Carlos Tévez.

El hombre está dispuesto a todo. Plata no le falta.

En marzo de este año Forbes lo ubicó en el puesto 119 de su listado de millonarios con una fortuna de US$ 9.100 millones.

Rybolovlev se alejó de la medicina (es cardiólogo) en 1992 cuando creó un fondo de inversiones. En 1995 se adueñó de Uralkali y en 2010 vendió sus acciones a cambio de US$ 6.500 millones.

También es accionista de varias empresas estatales rusas que fueron privatizadas.

En Estados Unidos, según Forbes, es conocido por un par de adquisiciones de renombre.

En 2008 le compró al empresario Donald Trump su mansión de Palm Beach: US$ 95 millones.

A su hija le compró un apartamentito en Manhattan: US$ 88 millones. Como para no dejarla tirada.

En febrero de este año necesitaba un lugar para veranear. ¿Alquiló una cabaña con gastos de agua y luz aparte? No. Le compró la mansión de Hawaii al actor Will Smith: US$ 20 millones.

¿Y en Mónaco? Acertó. No iba a andar con vueltas con eso de los gastos comunes y el uso compartido de la barbacoa. Entonces se compró la mansión Belle Epoque a más de US$ 300 millones.

¿Una mala? Sí. Se divorció de su esposa Elena en 2009 que, abogados mediante, pretende la casita de Palm Beach y la mitad de su fortuna.

La felicidad –si es que el dinero la concede comprando casas– nunca es completa. Pero para ahogar las penas está el fútbol.

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