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El MVP del polo es uruguayo

David Stirling fue campeón del Abierto de Palermo y elegido la figura de la final, lo que lo ratificó como uno de los mejores del planeta
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08 de diciembre de 2014 a las 21:37

Imagine que Leandro García Morales sea elegido MVP de la NBA. Que Pablo Cuevas gane Roland Garros. Santiago Urrutia campeón de Fórmula Uno, o Luis Suárez la Champions League.

En eso anda hoy David “Pelón” Stirling. Es uruguayo, y el sábado se consagró por segundo año consecutivo campeón del Abierto Argentino de Polo en Palermo, la catedral del polo mundial, luego que su equipo La Dolfina le ganara 14-12 a Ellerstina, en el clásico moderno del polo mundial. Por si fuera poco, fue elegido como el mejor jugador de la final, en el equipo de Adolfo Cambiaso, el mejor de todos los tiempos, en un partido que fue retransmitido al mundo entero a través de ESPN.

El sábado en Palermo había decenas de banderas uruguayas, de muchos compatriotas que viajaron a alentar al mejor jugador de la historia del polo uruguayo, que golpeó la puerta de la NBA del deporte de los caballos en 2007, y tras varios años se terminó convirtiendo en una de sus estrellas.

“Es algo que no hubiera imaginado nunca. El día que arranca a jugar al polo siempre tiene el sueño de jugar en Palermo. El día que lo jugás deseás llegar a la final. Es algo totalmente impensado ganar dos seguidos y haber igualado a Coronel Suárez”, dice a El Observador en referencia al histórico logro de La Dolfina: ganar la “la triple corona” (Palermo, Hurlingham y Tortugas) durante dos años consecutivos, algo que sólo había pasado una vez con el mítico equipo de los hermanos Harriott y los Heguy.

Stirling no solo es uruguayo en la cédula. Se reconoce fanático de Nacional y del fútbol en general. “Soy re futbolero, fanático de la selección, me tocó ver el último mundial en Inglaterra y los goles de Suárez contra Inglaterra lo disfruté mucho. En general abro el diario para seguir a todos los uruguayos”, cuenta el oriundo de Young.

Tras ganar en Palermo, en 2015 puede llegar a cumplir un sueño: jugar con Uruguay en uno de los torneos más prestigiosos del mundo por países. “Nos invitaron a jugar la Copa de las Naciones, que juegan varios países, y también la Coronations Cup en Inglaterra. Sería un sueño poder representar a mi país”, asegura Stirling, que desea que su gran momento le abra la puerta a otros uruguayos. “Es la idea, que vengan otros que me igualen o me superen. Hay posibilidades, hay chicos nuevos, está mi hermano Santiago, Felipe Viana, Juancho Curbelo”.

Una vez ganado Palermo, Stirling pasará por Uruguay, para visitar a la familia, pero también para dar una mano al polo uruguayo. “Esta semana voy a Young para pasar el fin de semana con la familia. Después voy a acompañar, a dar alguna clínica, tratando de mover el polo local. Nos han invitado a Inglaterra a jugar la Coronation Cup, es un lindo evento donde se juntan 15 mil personas, que Uruguay vaya a jugar con los ingleses sería buenísimo”, dijo sobre el torneo, en el que puede participar porque el hándicap permitido es de 28 goles entre los cuatro jugadores.

Curiosamente, Stirling nunca recibió ningún reconocimiento deportivo en Uruguay, pese a que en todo el mundo hay solo seis jugadores de 10 goles de hándicap, y el “Pelón” es uno de ellos. Lejos de atribuirse méritos, va por el lado del perfil bajo, pero recuerda que el deporte puede ser una interesante fuente de recursos para el país, sobre todo por el interés de jeques e inversores millonarios. “No sé si es que el deporte que no es muy conocido o que no se le da mucha importancia. A mí no me gusta mucho el ruido, uno está contento que aparezca una banderita como el sábado en Palermo, que para un polista es la copa del mundo, porque se presentan los 32 mejores del mundo. Es raro ver a extranjeros jugarla, aunque a mí me tratan como en casa”.

“Sólo somos seis 10 goles en el mundo, algo hice” suelta finalmente cuando se le insiste en su inédito lugar en el deporte uruguayo, pero enseguida desvía y trata de destacar el valor que puede tener el deporte para Uruguay. “Mi intención es tratar de llevar la bandera a otros horizontes. He recorrido muchos lugares que de repente no saben mucho qué es Uruguay. Creo que el polo puede traer mucho, mueve mucha gente importante, muchos inversionistas, en Argentina ha ayudado mucho económicamente”, cierra el NBA del polo.

Sobre su título de mejor de la final, Stirling apela una vez más a la humildad: “Este año tuve la suerte que enganche dos o tres jugadas medio seguidas. Pero más que nada estoy muy contento por ganado ese partido, sabemos lo complicado que es Ellerstina. La explicación es la gran organización que tenemos, venimos creyendo mucho en la organización”.

Es que el Polo ha tenido una revolución en los últimos años, desde la época en que los jugadores venían del campo los fines de semana a jugar a la ciudad. “Con los años ha ido profesionalizándose todo, desde que uno juega durante todo el año y tiene un mes de vacaciones. Los caballos, los veterinarios, los estudios, el training, los doctores, todo ha evolucionado”.

“Era diferente, antes el Polo no era profesional. Acá estamos todo un año trabajando para esa final, trabajando afuera para manotear unos pesos y gastarlos en los caballos, que es lo que hace la diferencia. En lo personal vengo invirtiendo mucho, he traído muchos caballos de afuera”, agregó Sitrling.

Es que en ese sentido, el Polo tiene mucho de sacrificio, y también de, a diferencia de otros deportes, un trabajo especial de “scouting” de los propios jugadores, que son los que recorren el mundo buscando caballos para aportar a sus equipos. “A nivel de Palermo, que es lo mejor del mundo, cuenta mucho la organización de cada uno, de los caballos. Encontrar caballos de primer nivel para jugar a este nivel es muy difícil, yo más que nada busco muchos caballos de afuera, gracias a los contactos que hago”.


Durante el año, los jugadores como Stirling aprovechan para hacer acuerdos con equipos extranjeros, muchos de los cuales son liderados por millonarios o jeques árabes que poco talento tienen, pero que invierten grandes sumas. “Uno durante el año juega en el exterior como profesional con un patrón por equipo. Ahí es donde uno hace el dinero, y lo invierte en caballos, Es parte del trabajo, te lleva a conocer gente importante, especial en el mundo, desde la reina a algún jeque árabe. No es lo que más te divierte pero es parte del trabajo, yo preferiría estar con el petisero de uno tomando mates. Pero también es divertido porque te lleva a conocer ese tipo de gente, que si no nunca podrías conocer”.

El año fue movido para Stirling. “Este año jugué en Dubai, Palm Beach, volví para Argentina, me fui a Inglaterra tres meses a la Copa de la reina, y después a Sotogrande, que es donde viví mucho tiempo. Luego el coach de La Dolfina Milo Fernández Araujo nos llamó para jugar torneos antes de Tortugas y Hurlingham, para llegar con ritmo”.

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