Por ser “el hijo de” –con toda la carga que implica–, por sus errores o simplemente por las dificultades que plantea dirigir a un club grande como Peñarol, la cátedra especializada en fútbol pocas veces consideró a Juan Pedro Damiani como aspirante a mejor dirigente del Campeonato Uruguayo. Por esa razón, en los últimos siete años, el premio se lo repartieron Arturo Del Campo (Danubio, en tres ediciones) y Ricardo Alarcón (Nacional, en las cuatro últimas). Sin embargo, el Campeonato Uruguayo 2012-2013, que fue para Peñarol el reencuentro con la gloria, marcó para el presidente Damiani el reconocimiento público más esperado.
La consolidación de la profesionalización en la administración de Peñarol, mantener el rumbo deportivo hasta el final con el mismo entrenador –a pesar de resultados adversos circunstanciales y los reclamos del hincha– y reforzar convenientemente el equipo para ganar el Uruguayo le brindaron la caricia que necesitaba. Es el mejor dirigente del fútbol uruguayo.
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