Fútbol > MUNDIAL SUB 20
El fuego del hincha exige copa
Tras soñar con el título, la celeste va por el consuelo ante Italia, con una mirada distante de los uruguayos
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10 de junio de 2017 a las 05:00
Julio de 1997, frío invernal en Montevideo y una multitud copa la sala de arribos del viejo Aeropuerto Internacional de Carrasco con banderas y carteles. En las calles el eco de los aplausos y los colores de la bandera se multiplican para recibir a la selección sub 20 de Víctor Púa. Estiman que medio millón de uruguayos se vuelca a las calles para recibir a los juveniles.
Poco le importa a la gente haber perdido la final ante Argentina, y reciben a los futbolistas celestes como héroes.
Junio de 2017. Pasaron 20 años de aquella final en Kuala Lumpur y Uruguay está en Corea del Sur para jugar el tercer puesto del mismo Mundial, en sub 20.
El partido, previsto para la hora 3.30 de Uruguay es el final menos pensado para los celestes después de la ilusión que generó el equipo. Ya no existe tanta euforia, tampoco los recibirán como héroes. Para eso debían volver con el título de campeón del mundo. Todo eso porque el hincha uruguayo elevó sus exigencias, y ya no se conforma con terminar entre los cuatro mejores.
Luego de conquistar el Sudamericano de 2017 por primera vez en los últimos 36 años, Uruguay buscará ahora el tercer puesto mundialista, un premio consuelo que lejos está del primer objetivo. En las otras tres ocasiones que Uruguay accedió a las semifinales de un sub 20, solo en la de 1979 logró el tercer escalón del podio.
Uruguay realizó una primera rueda casi perfecta, ganando el grupo con dos triunfos y un empate. La primera victoria fue justamente frente a Italia por 1-0. En ese encuentro la celeste perdió a Amaral hasta octavos de final por un esguince de tobillo y a Facundo Waller por todo el torneo debido a un esguince de rodilla.
Después, Uruguay le ganó 2-0 a Japón y empató sin goles contra Sudáfrica.
En octavos Uruguay venció 1-0 a Arabia Saudita y derrotó por penales a Portugal antes de caer eliminado con Venezuela.
"No se dio lo que más queríamos, pero nos queda una oportunidad para dejar todo", escribió Mele en su cuenta de Twitter. Esa oportunidad es este domingo frente a los italianos, con el arbitraje del mexicano César Ramos. Pero para el hincha ya no es lo mismo: en 20 años elevó sus exigencias.
Poco le importa a la gente haber perdido la final ante Argentina, y reciben a los futbolistas celestes como héroes.
Junio de 2017. Pasaron 20 años de aquella final en Kuala Lumpur y Uruguay está en Corea del Sur para jugar el tercer puesto del mismo Mundial, en sub 20.
El partido, previsto para la hora 3.30 de Uruguay es el final menos pensado para los celestes después de la ilusión que generó el equipo. Ya no existe tanta euforia, tampoco los recibirán como héroes. Para eso debían volver con el título de campeón del mundo. Todo eso porque el hincha uruguayo elevó sus exigencias, y ya no se conforma con terminar entre los cuatro mejores.
Luego de conquistar el Sudamericano de 2017 por primera vez en los últimos 36 años, Uruguay buscará ahora el tercer puesto mundialista, un premio consuelo que lejos está del primer objetivo. En las otras tres ocasiones que Uruguay accedió a las semifinales de un sub 20, solo en la de 1979 logró el tercer escalón del podio.
Uruguay realizó una primera rueda casi perfecta, ganando el grupo con dos triunfos y un empate. La primera victoria fue justamente frente a Italia por 1-0. En ese encuentro la celeste perdió a Amaral hasta octavos de final por un esguince de tobillo y a Facundo Waller por todo el torneo debido a un esguince de rodilla.
Después, Uruguay le ganó 2-0 a Japón y empató sin goles contra Sudáfrica.
En octavos Uruguay venció 1-0 a Arabia Saudita y derrotó por penales a Portugal antes de caer eliminado con Venezuela.
"No se dio lo que más queríamos, pero nos queda una oportunidad para dejar todo", escribió Mele en su cuenta de Twitter. Esa oportunidad es este domingo frente a los italianos, con el arbitraje del mexicano César Ramos. Pero para el hincha ya no es lo mismo: en 20 años elevó sus exigencias.
