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El fiasco del año

Los Knicks se armaron para ser protagonistas pero tuvieron una temporada para el olvido
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11 de abril de 2015 a las 14:58

Sin títulos de Conferencia desde 1999 y sin ser campeón de la NBA desde 1973, la actual temporada regular fue una tortura para los New York Knicks, que debieron lidiar con la presión de ser una franquicia acostumbrada al glamour de la Gran Manzana pero sin los éxitos que requieren los flashes.

Muy lejos quedó la temporada 2012/2013 cuando bajo la conducción de Mike Woodson el equipo volvió a brillar. La llegada de Prigioni le daba consistencia en el recambio al veterano Jason Kidd, hoy entrenador Milwaukee Bucks, y sumado al aporte defensivo de Tyson Chandler bajo el poste, la versatilidad de Smith y el goleo de Carmelo Antonhy, el equipo ilusionaba debido a su buena química de juego.

Cuando para la temporada 2013-2014 New York adquirió a Andrea Bargnani y Ron Artest, pareció que sería un serio candidato, pero el plan resultó un fiasco lo que precipitó la llegada de Jackson a la presidencia y Fisher a la dirección técnica.

Estos arribos junto al paradigma de la famosa ofensiva triangular, hicieron ilusionar a los fanáticos que al principio de la temporada y sostenidos por un presupuesto millonario, se permitieron soñar.

Con la meta clara de llegar bien posicionados a la postemporada se conformó un plantel bajo la égida de Carmelo Antonhy y Amar`e Stoudemire como estrellas, dos bases con una concepción de juego europea como Pablo Prigioni y José Calderón, un interno utilitario y efectivo como Samuel Dalembert y jugadores de gran proyección como Iman Shumpert, J.R. Smith y Tim Hardaway JR.

Sin embargo la falta de resultados, los cambios en el sistema de juego y algunos picos de mal humor en la interna hicieron cambiar los sueños por pesadillas.

Del plantel original se mantuvieron Quincy Acy, Cole Aldrich, Carmelo Anthony, Andrea Bargnani, José Manuel Calderón, Cleanthony Early, Tim Hardaway Jr, Sahne Larkin, Jason Smith y Travis Wear, a los que se debe sumar Langston Galloway, que fichó por los Knicks durante el año.

¿Qué pasó con el resto? Algunos fueron transferidos a otros equipos a cambios de salarios menores y otros encontraron su lugar en el mundo NBA para dar muestras de todo su potencial.

Pablo Prigioni fue traspado sobre el límite del mercado a Houston Rockets a cambio de Alexey Shved y dos rondas del draft.

Samuel Dalembert fue cortado debido a que la ecuación salario/rendimiento era un dolor de cabeza y espera en su casa una nueva oportunidad, al tiempo que Iman Shumpert y J. R. Smith fueron enviados a Cleveland donde se comportan de acuerdo al código de conducta del gran LeBron James y volvieron al pináculo de su rendimiento.

Tras esas partidas llegaron Alex Kirk, otro fiasco que terminó cortado en los primeros días, Lance Thomas y Lou Amundson, un interno tan grande físicamente como inútil en la pintura.

La sangría continuó con la salida de Amar’e Stoudemire, quien firmó un contrato de veterano en Dallas y se siente mucho más cómodo aportando a una franquicia con una estructura deportiva armada que como líder de la manada.

Aún permanecen en el equipo pero con los minutos contados Calderón y Bargnani, otros cuya ecuación salario/rendimiento los deja muy mal parados.

Sin Carmelo, quien luego del Juego de las Estrellas decidió pasar por el quirófano por un problema en la rodilla, los Knicks están a la deriva deportiva con el pesado lastre de iniciar como el cuarto equipo más caro de la temporada.

Este año deportivo va camino a ser una de las peores manchas en la historia de la franquicia, sin embargo en tiempos de cólera hay espacio para la estrategia de cara a la próxima temporada.

En ese sentido la premisa es achicar la nómina salarial a los efectos de tener un colchón importante en la búsqueda de nuevas figuras para el futuro.

Carmelo, en su condición de figura natural, reclama el nacimiento de un nuevo Big Three (tridente de figuras en una misma franquicia) luego de las positivas experiencias de Boston Celtic (Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett) y Miami Heat (Dwyane Wade, LeBron James y Chris Bosh).

La franquicia neoyorquina sueña con conseguir la primera elección del próximo Draft y el apuntado es Jahill Okafor, campeón mundial con Estados Unidos en Sub 17 y Sub 19.

Lo cierto es que los Knicks deberán prometer mucho y volver a abrir la billetera si quieren ilusionarse.

Hasta ahora, el equipo de los sueños es solo una idea.

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