Neymar, Suárez y Messi

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El estilo de Barcelona no caduca

Los catalanes se metieron en la final por cuarta vez en nueve temporadas
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12 de mayo de 2015 a las 21:59

El 4 de enero de este año, tras perder 1 a 0 en Anoeta contra Real Sociedad, Barcelona era un caos. Que Messi no quería a Luis Enrique. Que el entrenador no calzaba los puntos. Que Suárez no hacía goles. Que el estilo se había marchitado... Cuatro meses después Barcelona vuelve a ser una fiesta. Está a un paso de ganar la Liga, es finalista de la Copa del Rey y ayer volvió a meterse en la final de la Liga de Campeones.

¡Qué dinámico es el fútbol! Tanto como el partido que ofrecieron ayer Bayern Múnich contra los catalanes en el Allianz Arena.

Ganaron los bávaros 3 a 2 pero no pudieron dar vuelta el 0 a 3 de la ida.

Y como ocurrió la semana pasada en el Camp Nou, el tridente ofensivo de Barcelona volvió a ser determinante.

Inicialmente replegado ante la tenencia tan fluida como vertical y profunda del Bayern, Barcelona tuvo que jugar un primer tiempo replegado en su campo y tempranamente en desventaja por un gol de cabeza –a la salida de un córner– del marroquí Medhi Benatia.

Pero bastó que se activaran los circuitos eléctricos entre Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar para que la historia se tiñera de blaugrana.

Messi fue el ideólogo, Suárez el obrero y Neymar el verdugo.

Primero asistió en largo el argentino al uruguayo y este, solo ante Manuel Neuer, la puso al medio para que el brasileño la empujara.

La segunda asistencia de Suárez fue una explosiva mezcla de potencia y técnica. Los zagueros quedaron desairados y cuando llegaron ya era demasiado tarde: el salteño se la cruzó a Neymar al pie y el brasileño no perdonó.

Mientras, el golero Marc-André Ter Stegen se vestía de héroe ante las furiosas arremetidas del Bayern. El 2 a 1 con el que se cerró el primer tiempo tenía un aire definitivo.

Tanto fue así que Suárez ni salió a jugar el segundo tiempo acusando una molestia muscular en el isquiotibial derecho.

Bayern se acercó en el global (3-5) con goles de Robert Lewandoski y Thomas Müller. Hasta ganó el partido. Pero aún jugando bien, el equipo de Pep Guardiola dejó la impresión por momentos de haber sido reducido a una mínima expresión por el fútbol de Barcelona.

En cuatro meses, el estilo Barcelona –el que impuso Pep en la temporada 2008-2009– reverdeció.

Ya no se habla de aquel Real Madrid aplanador que pasaba de defensa a ataque a la velocidad de la luz y que estuvo cerca de entrar al récord Guiness por cantidad de triunfos consecutivos (llegó a 22 y quedó a dos de la marca histórica de Coritiba de Brasil).

Messi volvió a brillar como en sus mejores tiempos. Suárez se despachó con 21 goles sin olvidar su vocación solidaria para la asistencia y la defensa. Y ya nadie cuestiona a Luis Enrique.

Este triunfo –el global ante Bayern– demuestra que el estilo de los catalanes, lejos de caducar, es el que sigue dominando el planeta fútbol.

Hay números que hablan por sí solos: el equipo catalán alcanzó su cuarta final de Champions en nueve temporadas y el 5 de junio, en Berlín, buscará seguir proyectando su película en 3D.

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