Desde hace una semana los obreros están trabajando en cada uno de los detalles. El campo de juego, los vestuarios, la zona mixta, los bancos de suplentes, las plateas, la zona de prensa. Nada parece haber quedado librado a la suerte.
El campo de juego luce como en la Copa América donde estaba en buenas condiciones. Fue mejorado incluso porque en aquella oportunidad las heladas lo castigaron.
Los bancos de suplentes fueron modificados y se ubicaron en un pozo lo que permitió ganar lugares en la platea porque antes, los que se sentaban en los primeros asientos, eran tapados por los suplentes.
Se acondicionó una zona especial para hablar con los jugadores luego del partido y se lavaron las butacas del escenario mendocino.
Pero hay un tema con el que siguen lidiando y para el cual no encuentran solución: las palomas. Las aves se alojaron en el techo del Malvinas y las butacas sufren las consecuencias de sus necesidades.
A horas del duelo que reunirá a dos de las mejores delanteras del mundo, a más de 1.400 periodistas y que centrará la atención del mundo entero, el Malvinas quedó a punto para recibir a las estrellas.
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