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El enigma Zizou

Uno de los mejores jugadores de la historia ahora tiene una pesada carga en su primer trabajo como DT
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06 de enero de 2016 a las 21:54
Por un lado es una de las máximas figuras de la historia del fútbol moderno, ganador de todo en la selección de Francia y también con Real Madrid y Juventus. Dueño de una calidad increíble y, sobre todo, de una inteligencia táctica que lo hizo grande pese a no ser un todoterreno físico.

Pero, por otro lado, su capacidad como entrenador es una incógnita absoluta. Su currículum apenas alcanza un curso de manager y unos meses entrenando al Real Madrid Castilla, equipo filial del primero, que juega en la segunda B española, además de haber sido ayudante de campo de Carlo Ancellotti.

Es un hombre de la casa, pero ese concepto es vago y engañoso. Si en cualquier equipo grande (sea en Uruguay, Bolivia o España) no se espera a nadie (pregúntele a Pablo Bengoechea, que estuvo a punto de ser echado a pesar de ser campeón), mucho más en un club grande a escala planetaria como el Madrid, manejado por un presidente como Florentino Pérez, incapaz de mantener un proyecto a largo plazo si no le asegura resultados e ingresos de caja inmediatos.

Lenta maduración

Zizou ha seguido los manuales para convertirse en entrenador. Entre 2011 y 2013 se formó como manager en el Centro de Derecho y de Economía del Deporte (CDES) de Limoges, donde se mostró "cultivado, reflexivo y trabajador", según el director de este centro, Jean-Pierre Karaquillo. "No ha hecho nada de manera folclórica, no tuvo ningún privilegio", añade.

Recibió su título francés, reconocido por la UEFA y considerado como uno de los más exigentes. "Por haberlo supervisado, puedo decir que necesitaba descubrir el oficio de entrenador", detalla el responsable de la formación de entrenadores de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Guy Lacombe. "Es otro mundo. Cuando uno es jugador solo se piensa en uno mismo, en su juego, siempre con sentido de equipo. Pero entrenar, gestionar un grupo, tomar decisiones, poner en práctica un proyecto de juego y hacer progresar a los jugadores..."

Inexperiencia en el alto nivel

"Son los resultados lo que le van a dar legitimidad como entrenador", añade Lancombe. "Los grandes jugadores no son automáticamente grandes entrenadores, como lo han demostrado los precedentes de Diego Maradona al frente de la selección argentina o de Marco Van Basten a las riendas de Holanda o del Ájax".

La clave es: ¿podrá trasladar esa inteligencia táctica y visión adelantada del fútbol a su nuevo cargo? ¿Y podrá llegarle a los jugadores con su idea?

"Tiene una experiencia y la que le falta la va a adquirir rápidamente", dice el exarquero del Real Madrid, Paco Buyo. "Quizás está un poco verde, pero en sus manos tiene un potencial fantástico y grandes conocimientos".

Por lo pronto, Zidane ya anunció que mantendrá el sistema 4-3-3 con Benezema, Bale y Cristiano adelante, por lo que deberá seguir pensando como le da equilibrio al equipo, o si logra el sacrificio táctico suficiente para que todos corran, como ha logrado el multifacético Barcelona de Luis Enrique. Es una de las mayores incógnitas del fútbol que se viene, y además, la clave para saber si Zidane puede alcanzar como DT la gloria que tuvo como jugador, o si termina como otro mal experimento.

Desafío 1: recuperar el juego

Real Madrid, una de las universidades futbolísticas del mundo, carece hoy de un estilo. Está claro que los merengues tienen que jugar un fútbol ofensivo y "lindo", y de hecho Zidane hizo referencia a eso en su primera conferencia: "El Madrid debe gustar", dijo. Pero allí se acaba todo. La falta de productos de la cantera y la tendencia a gastar millones y millones en las estrellas del momento, agravan el problema. Así, Real Madrid tiene tres delanteros estrella, pero no los alimenta como debería, pese a que en esa zona de la cancha tenía mayoría de hombres creadores. Como el fútbol siempre es equilibrio, al final, el equipo de Rafa Benítez no hacía ni una cosa ni la otra, porque forzaba a Isco, a James y a Kroos a desgastarse en la marca sin cumplir su verdadera función al 100%.

Desafío 2: ganarse el respeto

Los medios españoles coinciden: Carlo Ancellotti se había ganado el respeto del vestuario merengue. Fue uno de los secretos para obtener la décima Liga de Campeones. Pero además, consiguió atenuar egos, nada fácil en un plantel lleno de divos, empezando por Cristiano. Forentino lo echó al final de la temporada pasada, luego que el equipo quedara en blanco. Lo hizo contra la opinión de todo el plantel, que nunca terminó de aceptar a Rafa Benítez, y no le destinó ninguna muestra de apoyo cuando fue despedido.
Ahora, el desafío de Zidane es ganarse ese vestuario. Pero tiene algunas ventajas: supo ser líder, y además trabajó con Ancellotti y conoció a los jugadores. Y sobre todo, puede hablarle de igual a igual a cualquiera, incluso a Cristiano.

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