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El día de San Sebastián

En el trámite más cerrado de Uruguay como local, Coates abrió el partido con su debut goleador y le puso un candado a la defensa
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11 de noviembre de 2016 a las 05:00
En todos los equipos que se jactan de cumplir esa condición, hay actores protagónicos, actores de reparto y dobles de riesgo. Son los que, en mayor o menor medida, hacen posible la película de la competencia, le creación de un grupo sólido al margen de la crueldad de los resultados y las presiones externas.

Hay jugadores que nacieron para cumplir un rol determinado y no se salen de los límites. También están los otros, los que hicieron todo el camino y pueden acomodarse a cualquier orden que el director imparte.

Y eso pensaron varios cuando vieron a Sebastián Coates fundirse en un abrazo con Matías Vecino en el gol que significaba la apertura del marcador en un Estadio Centenario que volvía a quedar afónico.

Su cara delataba la sorpresa propia de quien rompe la rutina. Acostumbrado a salvar goles, cuidar laterales y ser socio de los arqueros, Coates aprovechó su altura para irse al ataque cuando el partido estaba cerrado y en busca de arrastrar marcas.

En el Complejo Celeste con Uruguay, en Nacional, en Liverpool, Sunderland o Sporting Lisboa, a Coates se le notó la característica de sumarse al ataque en las pelotas quietas para arrastrar marcas, pivotear o generar espacios para que los goleadores aprovechen.

Pero no esta vez. No ante Ecuador, un rival que pese a las bajas siempre infunde respeto, y con la positiva responsabilidad de mantener el invicto jugando como locales.

Tras el centro que tenía como destino la cabeza goleadora de Diego Godín o los recursos sacados de la galera de Luis Suárez, fueron ellos mismos los que arrastraron marcas, quebraron las líneas defensivas de Ecuador y le dejaron el terreno libre a Coates que aprovechó la franquicia.

"Le pegué entre el pecho y la panza, pero lo principal es que entró", dijo Coates una vez terminado el partido en diálogo con la televisión, con el mismo semblante que tenía antes de saltar a la cancha.

Sereno, inmutable y confiado. Así es el socio de Diego Godín en la zaga celeste, invicto en toda su trayectoria con la selección jugando en el Estadio Centenario y que hace rato demostró credenciales de sobra para ser titular en un sector donde José María Giménez irrumpió con fuerza.

Los valores físicos de Coates son un espejismo. Engañan al público objetivo, al hincha, al periodista y a los rivales. No se caracteriza por un despliegue físico conmovedor pero nunca lo pasan, no destaca por su velocidad pero lo anticipan muy poco, es un zaguero que prioriza la inteligencia a la bravura y aún así es uruguayo, con todo lo que eso implica. Su elegancia no le impide rechazar una pelota a la tribuna cuando las condiciones son adversas o lo superan numéricamente sus rivales, pero siempre opta por abrir el juego a ras del suelo, buscar conexiones laterales o alimentar el circuito por la calle central.

Si hay algo que Coates mejoró desde su debut en Nacional, es que maneja la incertidumbre como pocos y eso difícilmente se detecta a simple vista. Con lucidez para anticipar situaciones y técnica para manejar perfiles, Coates intenta hacer fácil lo difícil y tiene en Godín un socio de lujo.
¿Que a veces es superado? Si, como todos los jugadores, pero su capacidad de adaptación es un valor intangible y la eficacia para resolver situaciones crece cuando se pone la camiseta de la selección uruguaya.

Con el partido abierto Ecuador buscó la igualdad y tras una pelota perdida en la mitad de la cancha, Gastón Silva no pudo cortar el avance del rival, Coates achicó espacios, Godín no pudo evitar el corte por la espalda y Ecuador puso la igualdad del partido.

Pero este Uruguay siempre se rehace y fue el propio Silva quien sacó un latigazo que Esteban Dreer sacó hacia un costado para la asistencia de Carlos Sánchez y el gol de Diego Rolan.

Con Godín encargado de hacer la presión alta para evitar que Caicedo hiciera el pívot con comodidad, Coates hizo todos los relevos, barrió el fondo y dejó la casa en orden. El Centenario sigue invicto y Rusia está cada vez más cerca.

Debut goleador en 25 partidos

Coates anotó ayer su primer gol en la selección nacional en su partido número 25 con el plantel principal. Coates, surgido en Nacional y actual jugador del Sporting Lisboa de Portugal, debutó en la selección de la mano de Óscar Tabárez el 23 de junio de 2011 en el triunfo amistoso ante Estonia. Se perdió el Mundial de Sudáfrica 2010 pero fue pieza clave en la obtención de la Copa América en Argentina un año después.

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