LeBron ante la marca de Durant

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El camino al trofeo Larry O’ Brien

Los playoffs de la competencia comienzan este fin de semana; aquí una pequeña guía con algunas cosas básicas a saber antes de prender la TV y buscar un partido
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18 de abril de 2014 a las 18:46

Dicen que hay una temporada regular y unos playoffs porque en la NBA estos son dos momentos bien distintos; que lo que viene ahora es el “jugá fuerte o volvete a casa”. Dicen también que los equipos que prevalecen en estas instancias son los que uno espera, que las sorpresas son muy pocas. Dicen que a partir de ahora las estadísticas se disparan con los rendimientos y se diferencia el verdadero talento del que está en ciernes, de lo que podrá ser en algún momento pero en ningún caso hoy. Que es cuando se separan el espectáculo y el malabar de la efectividad. Dicen que es el momento en el que todo –los partidos, las estrellas, los entrenadores– se hacen verdaderamente grandes. Verdaderamente “BIG”, como el término que hoy sustituye otros mantras que publicitaban la liga como aquel viejo I love this game.

Pero este año, además, lo que sobrevuela los playoffs es la incertidumbre. Todo está en alfileres. ¿Realmente serán los mejores los que lleguen a lo más alto? Sucede que la temporada fue extrañísima, con todos los equipos divididos entre los programados para perder y esperar el -en principio- prometedor Draft (los expertos dicen que será el mejor desde que llegaron LeBron James, Dwyane Wade y Carmelo Anthony juntos) y los definidos como equipos armados para pelear por el título. De un lado quedaron, extrañamente, las dos franquicias más populares del deporte: Boston Celtics y Los Angeles Lakers tuvieron horrendas temporadas. Esto es apenas un dato aislado para empezar a describir estos playoffs. Hay muchísimo para contar.

Los candidatos en serio

Al cierre de esta nota, todo señala que Kevin Durant será el MVP (Jugador Más Valioso) de la competición. Lo señalan sus números de este año con los Oklahoma City Thunder (un absurdo promedio de 32 puntos por partido con 5.5 asistencias y un partido de 51 puntos) y el hecho de que llevó a OKC a su tercera temporada consecutiva con 60 partidos ganados a pesar de las lesiones de su escudero Russell Westbrook y de otros jugadores clave como Thabo Sefolosha.

Es una obviedad que esto los convierte en candidatos serios al título, a pesar de que San Antonio Spurs tiene mejor registro y ya sabe cómo ganarle: llegó a ritmo aplastante a la final por el título el año pasado. Por su condición permanente de equipo sin marketing, los Spurs siempre llegan como un tapado a pesar de las performances del joven Kawhi Leonard y los conocidos Parker, Duncan y Ginóbili. Parece el sayo que mejor le cabe además a Gregg Popovich, el mejor entrenador de la NBA por masacre. Tienen el mérito de haber ganado tantos partidos (62-20) en una conferencia increíblemente pareja.

Esos equipos son los dos candidatos máximos del Oeste, pero la historia al otro lado del mapa de los Estados Unidos bascula entre la gloria y la tragicomedia: ahí juega el vigente campeón y aún el equipo a derrotar: Miami Heat. El “big three” que componen LeBron James (ahora sí, el “Jordan contemporáneo”) junto a Wade y Chris Bosh ya suma dos títulos y, a pesar de que algunos de sus componentes estén cansados o al borde de la lesión, siempre da la sensación de que cuando aprieten el acelerador (o al menos, cuando lo aprete James y se ponga en “modo bestia”) son imparables.

En la conversación aparece Indiana, único equipo que les puede hacer frente, Paul George y Roy Hibbert mediante. Parecen los únicos rivales de peso en una conferencia Este con nivel desastroso que posibilitó que equipos tremendamente mediocres (ver recuadro) se metan en la definición. A tal punto fue la cosa que incluso la NBA se está replanteando cambiar la paridad en la cantidad de equipos por conferencia que llegan a los playoffs.

¿Clase media?

Volviendo al emocionante Oeste, aparecen una cantidad de equipos que están un escalón más abajo del Thunder y los Spurs que pueden dar la campanada. Lo curioso es que estos equipos son los que ocupan los puestos del 3 al 8 en la grilla de playoffs. Es decir: todos pueden robarse la fiesta.

Se puede comenzar con ese enigma llamado Los Angeles Clippers (con la dupla Chris Paul y Blake Griffin más la dirección técnica del icono bostoniano Doc Rivers) hasta los colistas Memphis Grizzlies, un equipo que tiene en el español Marc Gasol y en la bestia Zach Randolph a dos de los mejores “grandotes” y que entraron por la ventana. En medio, los entretenidísimos Golden State Warriors de Steph Curry y Andre Iguodala, los revividos Dallas Mavericks del incombustible Dirk Nowitzki y los multiculturales Houston Rockets que tienen la zurda del hombre de la barba James Harden más el enigmático y risueño Dwight Howard junto a Jeremy Lin, ese que disparó la “Linsanity” hace dos años en Nueva York y que sigue haciendo lo que mejor sabe: armar jugadas, pasar y atacar el aro. Y además queda Portland, equipo con tres razones para pelearle a cualquiera: LaMarcus Aldridge, Damian Lillard (si aún no vio jugar a este base, pues debería) y Nicholas Batum.

Después de lo que dije del Este, usted se preguntará, ¿hay clase media allí? Pues algo hay: dentro de la divisional a la que tendrían que haberle agrandado el aro para evitar la vergüenza se destacan los Chicago Bulls (de Joakim Noah y Taj Gibson antes que de nadie), los Washington Wizards de los jóvenes John Wall y Bradley Beal y los Broolkyn Nets, un equipo de lujo que es propiedad de un ruso que se gastó lo que no había y pagó las multas por superar el límite de salarios por los ex Boston candidatos al Hall de la Fama como Paul Pierce y Kevin Garnett. Al principio de la temporada lo suyo fue una catástrofe, pero recuperaron y un dato los acredita: no perdieron en ninguno de sus cuatro partidos contra Miami.

Finalmente, la incógnita es Toronto, un equipo sin estrellas que llegó bastante arriba y cada vez juega mejor; o los Charlotte Bobcats de Michael Jordan, otrora el equipo NBA más ridículamente perdedor.

Todo lo que hay en esta nota son nombres a seguir y posibilidades a tener en cuenta. ¿Que quién va a salir campeón? No se pregunta eso cuando hay de por medio tantos equipos y jugadores capaces de sorprender para bien o para mal. Más allá de los cruces con equipos más importantes, es recomendable no ignorar algunas llaves en las que, si acaso, se encuentra el futuro de una de las ligas deportivas más exigentes y emocionantes del planeta. Acá no hay ganadores seguros, árbitros que influyan o arreglos de otro tipo. Acá, ahora, la cosa se pone grande de verdad.

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