El balance ovalado de 2016

Si 2015 fue el año de la exposición del Mundial y la explosión de popularidad, en 2016 se debía cosechar lo sembrado y transformarlo en algo de largo alcance. Y la Unión de Rugby del Uruguay lo logró. Por un lado, con la popularización del deporte, algo que se hizo a través de varios programas, como el acuerdo con ANEP 10 liceos lo tuvieron como materia curricular-, la escuelita de rugby en el Charrúa, los cursos en Isef para formar nuevos profesores de rugby, el programa con el programa Pelota al medio a la esperanza, enseñando rugby tanto en barrios de contexto crítico como en el Comcar. Pero además, se dieron pasos decisivos en la relación con World Rugby, que puso a Uruguay como un caso de éxito, y lo premió dándole la organización de torneos de gran relevancia internacional: la Américas Pacific Challenge y en 2017 el Mundial Juvenil B y la Nations Cup. Habrá que seguir trabajando, por ejemplo en poder seguir haciendo rentable todos los nuevos retos, pero el panorama futuro es alentador.

Los Teros no tuvieron un gran año a nivel de resultados: siete victorias y 12 derrotas, lo cual llevó ya en fin de año a una reevaluación de cómo se debe organizar el trabajo del año, y a la conclusión de que los jugadores del seleccionado llegaron muy exigidos a la recta final. Habrá que volver a calibrar, teniendo en cuenta que 2017 es un año de Eliminatorias, donde se pone en juego todo el avance del rugby uruguayo. Sin embargo, no puede olvidarse que fue un primer año de ciclo, con un entrenador nuevo y extranjero, que tuvo que adaptarse a la nueva realidad, y con un cambio de plan de juego, que llevó tiempo de adaptación y entendimiento por parte de los jugadores. Aunque queda la interrogante de cómo poder aplicar ese plan ante equipos superiores -porque en el año Los Teros no pudieron imponer condiciones físicas ante ellos-, el cambio de estilo trajo momentos altos de juego en el año. La apuesta será a seguir creciendo en 2017, y fortaleciendo un bastión histórico como la defensa.

Tras un 2015 donde la selección fue absoluta protagonista, los clubes volvieron a estar en el centro de la atención en esta temporada. El paso clave fue el regreso a los torneos de clubes argentinos, que se saldó con éxito: Old Christians y Old Boys jugaron el Torneo del Interior de la UAR, y mostraron estar a la altura y más: los azules llegaron hasta la final -perdieron ante Huirapuca de Tucumán- y los azulgranas cayeron en los cuartos de final ante Christians. Para este año serán cuatro los clubes en Argentina, en un camino que parece ya no tener retorno: Christians y Old Boys en el Nacional de clubes B, y Carrasco Polo y Trébol en el Torneo del Interior B. Además, el torneo local volvió a tener brillo y relevancia: fue un acierto el Clasificatorio de once equipos, y luego el Uruguayo dividido en dos niveles, porque equiparó a los equipos más parejos y evitó grandes goleadas. Y en la Zona Campeonato aseguró partidos de nivel cada fin de semana.

El acuerdo con Directv fue clave para darle al rugby una visibilidad que no tuvo nunca en un año que no fuera mundialista. Los Teros se vieron en vivo durante todo el año, y el Campeonato Uruguayo tuvo televisación de un partido por fecha para toda América, en un hecho inédito, pero también para el interior, ayudando a seguir promoviendo el desarrollo del deporte en todo el país. La TV ayudó, aún en un deporte amateur, a que el trabajo de todos se jerarquizara, y el mejor ejemplo fue la final del Uruguayo, que tuvo una puesta en escena como nunca antes. La puesta en escena también fue impresionante en la Américas Pacific Challenge, y fue uno de los motivos que llevó a la World Rugby a considerar un éxito la primera edición, y darle a Uruguay una segunda y también la organización de la Nations Cup 2017. La URU entendió que el camino de crecimiento debía tener en la televisión como un socio clave, y así el rugby terminó transformándose en un ejemplo a seguir para otros "deportes menores" en Uruguay.