Opinión > CARTA DEL DIRECTOR

El arte de retener el talento

Por Ricardo Peirano. El talento, en los deportes y en las empresas, no se retiene exclusivamente con dinero aunque el dinero sí importe. Se retiene con proyectos ambiciosos
Tiempo de lectura: -'
10 de agosto de 2013 a las 19:46

El mundo futbolístico europeo, está sumido en un grave problema que casi es más empresarial que estrictamente deportivo: el deseo de jugadores de elite de cambiar de club pese a la oposición de sus clubes y, como contrapartida, la capacidad directiva de esos clubes de retener el talento que existe en sus equipos y que es vital para alcanzar metas elevadas.
Hay tres jugadores de clase mundial en esta situación e incluyen a nuestro compatriota Luis Suárez.

Suárez desea abandonar el Liverpool donde juega desde enero de 2011 e irse al Arsenal, rival directo de los Reds para clasificar a la UEFA Champions League, que ofertó 40 millones de libras más 1 para abrir negociaciones. Obviamente al Liverpool no le hace ninguna gracia perder a Suárez y menos aún a manos de un rival director. Wayne Rooney, segundo máximo goleador del Manchester United desea irse al Chelsea, rival directo del United por el título, también por unos 40 millones de libras.

De más está decir que el Manchester no quiere ni hablar de ese pase con su rival de los últimos años. Por último, Gareth Bale, estrella del Tottenham Hotspur, desea irse al Real Madrid, que realizó una insólita oferta de 100 millones de euros. De concretarse, sería el pase más caro de la historia. Florentino Pérez, presidente del Madrid, pareció darse cuenta en las últimas horas de la escasa racionalidad de la oferta, y abrió el paraguas diciendo que 100 millones de euros era una cantidad excesiva.

Pues vaya si lo será: supera el valor del pase de Cristiano Ronaldo que ha demostrado hasta la fecha mucha más capacidad que Bale. Y además cabe señalar que los Spurs no quieren saber nada de la transferencia y que ni siquiera los 100 millones de euros, si estuvieran finalmente sobre la mesa, los moverían a traspasar a su estrella.

El asunto está así planteado: tres jugadores de clase mundial, que ganan estupendos salarios y primas en sus clubes, que son reconocidos, admirados y valorados en ellos, desean buscar otros aires. Razones hay muchas: Bale tiene la ilusión de jugar en el Madrid; Rooney sostiene que no lo miman bastante en el United y Suárez dijo primero que quería irse de Inglaterra porque la prensa le hacía la guerra y ahora dice que quiere irse al Arsenal para poder jugar la Champions League, aunque ello signifique seguir en guerra con la prensa más todos los hinchas del Liverpool. En ningún caso parece que el factor económico sea el relevante. Nadie aduce el deseo de ganar más, aunque seguramente alguna mejora tendrán, pero que también podrían tener en sus actuales clubes renegociando los contratos que firmaron no hace mucho.

Por supuesto, los clubes a los que pertenecen no los quieren vender por su valor futbolístico y su dificultad de reemplazo. No hay necesidades económicas urgentes para tapar con venta de jugadores como ocurre en nuestro alicaído fútbol. Todos apuestan a lo mejor: el Manchester a retener la Premier Cup y ganar la Champions, el Liverpool a clasificar para las copas europeas y el Tottenham, quedó al borde de la Champions, aspira a clasificar entre los 4 mejores. Pero, por alguna razón que no es económica, sus directivos se ven incapaces de retener el talento que tienen en sus equipos.

Y esto nos lleva al punto central. El talento, en los deportes y en las empresas, no se retiene exclusivamente con dinero aunque el dinero sí importe. Se retiene con proyectos ambiciosos, se retiene generando sentido de pertenencia a la institución, se retiene entendiendo las motivaciones extraeconómicas y las necesidades no materiales de los jugadores y de los empleados, se retiene generando valores que merecen atracción, se retiene cumpliendo la palabra dada y dando ejemplo desde la cima, se retiene ayudando a corregir defectos o dando apoyo en momentos difíciles (y vaya si el Liverpool los ha dado en los momentos difíciles que pasó Suárez).

Pero aún centrándose y cuidando estos puntos extraeconómicos no siempre es posible retener el talento. Hay razones que el corazón no entiende y tampoco el bolsillo. Y hay personas que desean cambiar de aire no importa cuan bueno sea el que tienen. Y los motivos pueden ser muchos y muy legítimos. Pero entender que la remuneración no es el único y, a veces, ni siquiera el principal factor de retención, es algo muy importante. Porque de lo contrario, se estará jugando sobre motivaciones erradas e ignorando otras aspiraciones muy legítimas que las personas pueden tener.



    Comentarios

    Registrate gratis y seguí navegando.

    ¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

    Pasá de informarte a formar tu opinión.

    Suscribite desde US$ 345 / mes

    Elegí tu plan

    Estás por alcanzar el límite de notas.

    Suscribite ahora a

    Te quedan 3 notas gratuitas.

    Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

    Esta es tu última nota gratuita.

    Se parte de desde US$ 345 / mes

    Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

    Elegí tu plan y accedé sin límites.

    Ver planes

    Contenido exclusivo de

    Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

    Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

    Cargando...