El velocista jamaiquino Usain Bolt revela detalles de su vida en su flamante autobiografía “Como un rayo”, en la que repasa aspectos personales como su facilidad para conquistar mujeres luego de sus éxitos deportivos, el sexo en el deporte, la relación con sus padres y la única vez que fumo marihuana.
Con respectos a sus conquistas amorosas, el atleta cuenta que nunca tuvo problemas para conquistar mujeres, pero luego de los Juegos Olímpicos de Pekín todo se le hizo más fácil.
“Después del éxito en los Juegos de Pekín se me tiraban a los pies”, expresó. “Podía elegir a las que quisiera. Me ponía en plan bueno, a ver... ¿Ésta? ¿O quizá ésta? No, tú, tú, vente conmigo. Fue un sueño hecho realidad. Yo tenía 22 años y me daba la impresión de estar en una tienda de golosinas”, narró, según informa ABC.es.
Ese tema llevó a que su entrenador se preocupara por el rendimiento de su pupilo. “Me quiso prohibir tener sexo. Pero si le hubiera hecho caso, me habría vuelto loco. Yo lo tenía claro: para ser rápido y ganar a lo grande, a veces hay que darle caña”, cuenta el jamaiquino.
El libro relata la noche de fiesta de Bolt con la modelo Heidi Klum y la actriz Sandra Bullock: “Estaba de gira promocional en Hollywood y me preguntaron si podían venirse con nosotros de fiesta. Se habían arreglado, estaban guapas. La pasamos genial, bailamos y bebimos champán... pero pese a lo que se ha dicho, no pasó nada. Aunque sinceramente habría estado genial”, señaló.
Un porro en Jamaica
El corredor también cuenta su relación con la marihuana. “Sólo probé un porro y me pareció asqueroso. Cuando jugábamos a fútbol de pequeños en el parque había chicos que los pasaban y un día me animé... pero me arrepentí de inmediato».
En su autobiografía Bolt habla de su relación con sus padres, con quienes trata todos los temas. “Podemos hablar de todo. Y sé que cada vez que les llamo por teléfono tarde o temprano saldrá el tema de su vida sexual, sobre todo si es papá con quien hablo”.
También cuenta que su padre lo castigaba cuando se portaba mal de pequeño. “Me pegaba cuando yo era niño y hacía travesuras, con el cinturón o con la mano. Dolía, y yo lloraba, pero me ha permitido saber la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal”.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá