Aguada tiene esa extraña característica de ser un fenómeno social sin explicación lógica.
El club acumula 37 años sin ganar un campeonato. La dimensión la brinda el hecho de que hasta el nombre cambió, de Federal a Liga Uruguaya. Pero el paso del tiempo sin gloria jamás fue impedimento para que el club luciera con orgullo la chapa de ser el más popular del país.
No tiene una explicación lógica que un equipo que no sale campeón desde 1976 genere lo que genera Aguada. Es que los niños habitualmente se hacen hinchas del que gana. Pero con Aguada es diferente.
Año a año renovaron la ilusión, pero siempre se quebró por el camino. El equipo se metió muchas veces en el lío. Con escasas posibilidades llegó a finales donde terminó pesando el poderió del rival.
En la presente edición de la Liga, la bomba estalló con el desembarco del mejor jugador del básquetbol uruguayo: Leandro García Morales.
La realidad que pocos conocen es que Aguada pensó en Leandro Taboada. Era la gran apuesta de la directiva, según revelaron dirigentes del club a El Observador. Pero fueron sorprendidos. En una charla con el representante Claudio “Pata” Pereira, les llegó la noticia de que “por temas familiares” Leandro se radicaba en Uruguay y ahí se prendió la lamparita y empezaron a negociar.
El club fue una locura. La gente se entusiasmó como pocas veces en los últimos años.
Pero el camino se llenó de piedras. Aguada, al margen de alguna buena noche, no alcanzó un rendimiento óptimo jamás.
Y empezaron los cuestionamientos. Primero, como suele ocurrir, a las fichas extranjeras, después al entrenador (Marcelo Capalbo) y finalmente a las estrellas del equipo.
En el recorrido se vivieron todo tipo de situaciones. García Morales contó con una racha de más de 50 libres sin marrar, cifra que para el medio es increíble.
E incluso estuvo a punto de batir la marca de puntos en un partido. Leandro llevaba 51 y le quedaban dos para igualar la marca establecida en 53. Pero fue suplantado y estuvo un buen rato del juego afuera. En determinado momento alguien se percató de que podía batir el récord, entonces le dijeron si quería entrar para imponer una nueva marca y respondió negativamente aduciendo que era, “una falta de respeto entrar para batir una marca personal”.
Claro que, como toda estrella, tiene luces y sombras. En determinado momento del torneo se negó a jugar con el estadounidense Shaun Priutt por considerar que era poco profesional. Se lo dijo al técnico Capalbo. La noche del partido García entró, jugó pocos minutos, y después no volvió más. La directiva entendió que se había alterado la cadena de mando. Capalbo fue destituido. García Morales sancionado. Aguada jugaba contra Hebraica. Sin DT, sin ficha extranjera y con Leandro suspendido. Fue cuando el presidente Flavio Perchman decidió, una hora antes del juego, levantarle la pena por entender que se perjudicaba el club. Esa noche anotó 40 puntos y Aguada venció a Macabi.
García Morales firmó contrato por dos años con opción a rescindir al finalizar el primero. Su salario corresponde al 20% del presupuesto del club. En la institución lo definen como un tipo súper profesional y que brindó el salto de calidad basquetbolístico que faltaba.
En esta campaña Aguada aumentó en un 25% su padrón social.
Y mire cómo serán las cosas que hace un mes Aguada era un desastre y se terminó convirtiendo en el primer equipo en clasificar a semifinales de la Liga, dejando por el camino a Trouville, que era la sensación. Se despertó el monstruo.
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