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Del infierno al paraíso en 190 días

Es el tiempo que transcurrió desde que Nacional perdió el clásico 5-0 a este presente con Álvaro Gutiérrez
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04 de noviembre de 2014 a las 17:04

En la noche del domingo 27 de abril de 2014, mientras los hinchas de Nacional no encontraban consuelo para sobrellevar el 0-5 ante Peñarol, Álvaro Gutiérrez estaba lejos de imaginar su futuro. Entonces el Guti era el técnico de la Tercera división, que aquel día, a primera hora, vapuleó 4 a0 a su tradicional rival, conducido por Paolo Montero. Esa tarde no imaginó que sería su último partido en la Tercera, ya que al día siguiente la directiva lo nombró sucesor interino de Gerardo Pelusso.

Trascurrieron 190 días de aquella debacle que generó el cambio de timón. Los buenos resultados obtenidos en las tres fechas que faltaban para terminar la temporada confirmaron a Gutiérrez en el puesto. Y siete meses después, a cuatro días del próximo clásico, Nacional muestra una cara diferente: lidera con comodidad el Apertura, le sacó 11 puntos de ventaja a Peñarol, ganó los últimos ocho partidos y no recibió goles en los últimos siete. De la mano del Guti, Nacional pasó del infierno al paraíso.

¿Qué cambió? El hecho de que los dirigentes nombraran interinamente a Gutiérrez fue en ese momento un manotón de ahogado. Había que hacer un quiebre y el que estaba a mano era él. Pero entonces no pensaron que podía ser el futuro entrenador de Nacional. El exvolante se lo ganó con sacrificio, como lo hizo todo en su carrera. Hace poco le preguntaron a Gutiérrez si sabía cuántas personas habían mirado el penal que ejecutó en la final de la Copa América 1995: “Dos: Taffarel (el golero de Brasil) y yo”, contestó. No le tenían fé.

Cuando tomó el equipo hizo pequeños ajustes y logró sortear con victorias los últimos tres partidos del torneo pasado. Armó una defensa fuerte, conformada por tres zagueros (Benegas de lateral, Coates y Scotti) y un lateral juvenil que él conocía bien: Alfonso Espino. Sacó al peruano Cruzado de la mitad del campo e incluyó a Nacho González que era suplente, y le dio continuidad a otro juvenil en el ataque: Leandro Barcia.

Después de perder el clásico Nacional quedó a ocho puntos de Peñarol en el Clausura y a cinco de Danubio, que lideraba la Anual. Al cabo del torneo logró descontarle un punto a los aurinegros y consiguió en la última fecha la clasificación a la Copa Libertadores 2015. Aunque no se reflejó tanto en la tabla, el equipo consiguió estabilidad y Gutiérrez sumó puntos para permanecer con el buzo de DT.

Para la actual temporada Nacional se desprendió de 11 jugadores (Benegas, Scotti, Coates, Torres, Morro García, Renato César, Curbelo, Píriz, Dorrego, Porta y Medina) y contrató a siete (Porras, Romero, Fucile, Fernández, Taborda, Polenta y Velásquez). Romero, que regresó de Chile donde estuvo un año a préstamo, Porras y Polenta, son titulares indiscutidos en el actual guión de Gutiérrez. Fucile y Fernández, los de mayor trayectoria, no han logrado afirmarse debido las lesiones.

Gutiérrez mantuvo el sistema utilizado por Pelusso: 4-2-3-1. Lo que hizo fue conseguir un mejor desempeño de las individualidades. Aún en momentos críticos por la cantidad de lesionados, el equipo no perdió la línea. El técnico adaptó a dos volantes en la zaga (Romero y García) sin resentir el desempeño. La entrada de Polenta, en la cuarta fecha, le agregó consistencia.

Porras y Arismendi conformaron una sociedad de recuperación y generación del juego en la mitad de la cancha, De Pena se afirmó por la banda izquierda y la gran figura ha sido, sin dudas, Iván Alonso. El delantero, que sufrió un bajón anímico en el primer semestre del año, tiene ahora un promedio de goles envidiable: 11 tantos en 11 partidos.

El pragmatismo de Gutiérrez, la humildad para tratar a todos sus rivales por igual y la paciencia que logró trasmitirle a los jugadores, también son claves del buen momento. Del clásico que Nacional perdió 5-0 solo permanecen cuatro jugadores en el esquema habitualmente titular: Munúa, Arismendi, Pereiro y De Pena.

Giménez, que integra la oncena principal desde que se lesionó Sebastián Fernández, jugó en Tercera división aquel 27 de abril y marcó uno de los cuatro goles de la victoria tricolor. Hoy todo cambio, y esperan reflejarlo el domingo.

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