Diego Rosano pasó de jugar a ser el utilero del club<br>
En Torque no falta absolutamente nada para entrenar<br>
Este año el club se vive con la ropa española Luanvi<br>
La vieja camiseta del club colgada en la utilería<br>
El orden en el detallado cartel donde se marca la ropa que va en cada valija<br>
La sanidad de Torque de primer nivel<br>
El camarín del elenco celeste en su complejo deportivo<br>
Los zapatos del colombiano Javier Calle<br>
Las multas del plantel que están pegadas en el vestuario<br>
El sector "peluquería" que comandan Leo Pais y Teto Goñi que hicieron un curso y le cortan el pelo al plantel<br>
Diego con su colaborador Kevin<br>
La sala médica del complejo de Torque<br>
Los jugadores van todos igual vestidos a cada entrenamiento<br>

Fútbol > UN VIAJE AL CORAZÓN DEL FÚTBOL

De no tener ropa a ser el City uruguayo

Diego Rosano contó que en Torque se tomaba agua de la canilla, pero cuando el club fue comprado por el gigante de Manchester cambió de nivel
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30 de octubre de 2017 a las 05:00
Quién no llegó al vestuario, abrió el bolso, se puso las chancletas y cuando revolvió para tomar la toalla se percató de que la dejó olvidada? Es un detalle común en cualquier equipo donde los jugadores deben cargar con la tarea de armarse el bolsito para ir al entrenamiento.

Un descuido que debe haber pasado innumerables veces en Torque en aquellos tiempos en que, todos los santos días, los jugadores iban con su bolsito.

El entrenamiento era un festival de colores. Todos con shorts y remeras distintas.
Pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. "Un día vino Sonia, la tesorera, y me dijo: 'Mirá que va a venir gente a invertir plata'. Con el paso de los días me enteré de que era gente del Manchester City. Y yo no podía creer. A los jugadores les dijeron que no trajeran más el bolso porque acá van a tener todo", comenzó narrando Diego Rosano, encargado de la utilería del club, a Referí.

Y, de la noche a la mañana, Diego, que había vivido aquella vieja etapa del Torque con rasgos amateurs, pasó a vivir un profesionalismo soñado. El utilero de Torque fue jugador.

"Vivo en el Cerro cerca del Tróccoli y arranqué jugando en Quinta. Resulta que mi novia queda embarazada y tuve que salir para el trabajo. Hablé con mi tío Pablo, que era secretario del club, para ver si me podían dar una mano. De mañana era utilero del primero y de tarde entrenaba con la Cuarta", comenzó diciendo Diego.

"Llegaba acá a las 7 de la mañana y volvía a las 7 de la tarde a casa. Pero había que meterle. El fútbol no me quiso y me vinculé en esto".

Y ahí andaba Diego, con sus veintipocos años, metido entre la ropa, observando a todos. El sacrificio fue en aumento. No tenía vehículo. Torque entrena en una zona descampada, detrás de Lomas de Zamora. No llega ningún ómnibus. Y había que salir en pleno invierno y bajo el agua a caminar rumbo a una parada. "Acá tenés que caminar hasta Luis Batlle Berres. Me pasó de venir con el camperón y el paraguas aguantando viento y lluvia. En invierno era bravo. A pata, solitario y de noche por el caminito".

"Cuando vino Líber Vespa casi nos peleamos. Estábamos a las corridas cargando las cosas en la camioneta para ir a jugar un amistoso y me dice: 'Diego, ¿tenés las medias ahí?'. Y le digo 'Sí, Líber, pará un poco que no estamos al pedo', como para que no me apurara. ¡Y se armó un tole tole! Nos empezamos a gritar, a insultar. Al otro día hablamos y quedó todo normal".

¡Triple horario!

Diego no olvida el día que desembarcó Edgardo Arias como DT. Resulta que, hasta ese entonces, nunca se había dado de salir a realizar una pretemporada fuera del club. Y marcharon al interior.
"Fuimos a Piriápolis. Llegamos y me dijeron triple horario. ¡Triple horario! Yo no entendía nada. ¿Qué hago ahora? En mi habitación la cama estaba llena de ropa, hasta en la mesa de luz había ropa.
Dormíamos en un rincón. Esa semana fue al palo. Un día cae Edgardo, entra al cuartito, cierra la puerta y nos dice: 'Muchachos, capaz que tenemos un viaje a Brasil de una semana'. Casi me pongo a llorar. Al final no salió", rememoró entre risas.

Mundo City

El 6 de abril de 2017 cambió la vida del club. City Football Group (CFG) –la empresa que gestiona la red de clubes asociados a Manchester City– confirmó la adquisición de Torque. El jeque Mansur bin Zayed Al Nahyan sumó a Torque a sus filas y se designó como director general a Luis Bruno, exdirectivo de Nacional.

Diego contó: "Vino Luis Bruno, habló conmigo personalmente, y me dijo cómo se iba a trabajar. En la cancha cambió todo. Antes tenías que llenar los bidones con agua de la canilla, ahora compran los bidones; cada jugador tiene su caramañola, su ropa para concentrar y entrenar, su número. Juegan todo el año con el mismo número".

El utilero dijo que "es obligación, mientras se está en horario de trabajo, estar con la ropa del club. Que todo el mundo sepa que estás representando al club. Cada día la ropa limpia, todos tienen que estar igual vestidos, los técnicos con la misma ropa, sanidad y utilería igual".

Diego dice que hasta concentran. "Todos los viernes en el hotel Mercosur. Hay nivel. Estoy en el City uruguayo. Es lo que tendría que haber en nuestro fútbol, pero no todos los clubes lo pueden costear. Pero que justo le tocara al Torque y que justo a mí me tocara vivir esto de pasar de estar en un fútbol de la B a pasar a estar en un cuadro profesional de clase A es increíble. Ser utilero es tremendo trabajo, estar con los jugadores y dar una mano en la cancha. En otro trabajo tenés que estar encerrado".

Camiseta sagrada

El utilero de Torque reveló que no se permite la camiseta en el piso. "Cuando entra Luis Bruno al vestuario y ve la camiseta en el piso se las tira arriba del banco y les recuerda que no puede estar la camiseta tirada en el piso".

Rosano no olvida el día en que dos jugadores casi se van a las manos por la 10. "Santi Bogadro y Kanu casi se van a las manos en el vestuario por utilizar la camiseta 10. Yo no entendía nada. Y me venían a discutir que uno me la pidió primero. Agarré la camiseta, les dije: 'Acá la tienen, hagan lo que quieran' y me fui. Casi terminan a las piñas. Se la quedó Santi". Y concluyó: "Otro que es bravo es Cubero, que siempre nos pide cambiar el color de la camiseta. Quiere jugar con un color y justo con ese color el juez no lo deja. Entonces voy, le armo la pila de remeras que tiene que son como 20 y se las dejo ahí: 'Manejate'. Son raros los goleros. Tengo una valija completa para ellos".

Martiñones cabulero

"¿Cábalas?", se pregunta el utilero de Torque. "Sí, como la del Rata (Martiñones) con su bolsita. Siempre llevaba una bolsita de Parisien a los partidos, donde pone la yerba para el mate. Siempre había que llevarla a todas las canchas hasta que un día perdimos con Oriental, se calentó y no la trajimos nunca más", expresó.

Contó otra: "El Rata en el Viera siempre nos hace poner un banco específico en un rincón del vestuario, donde se sientan él y Puglia. Si lo sentás en otro lado te desarma todo el vestuario".
Diego agregó: "Una vez me faltaron los zapatos de Cubero en el Nasazzi. Resulta que había un par de jugadores que tenían el mismo modelo, unas botitas Adidas naranjas. Cuando llegó Cubero nos dice: 'Gurises, ¿no me trajeron los zapatos?'. Pah, yo miré y eran las botas de un nigeriano. Le quedaban gigantes. Y la cábala era atajar con los naranjas. Y allá salió mi compañero Kevin a buscarlos. Llegó cuando los jugadores salían y le tiró los zapatos por arriba del alambrado a Cubero".

De historia en historia


Camiseta prestada
"En Rocha nos faltó la camiseta alternativa. Una hora antes de jugar no sabía qué hacer. Y me consiguieron las camisetas de un cuadro de Rocha: jugamos con el escudo de otro cuadro".

Remera bendita
"El Canario Mauricio Bruzzone siempre andaba con una estampita en la canillera. Y tenía una remerita con la foto de la familia. Un día nos olvidamos de llevarle la remera y no lo citaron. ¡Para qué!".

Jonathan Álvez
"Vivía acá en el complejo, hay una casa ahí abajo del sereno y Jonathan se quedaba ahí. El Negro empezó sufriendo desde abajo. Era encarnecido con Peñarol, jugaba y se escuchaban sus gritos".

¡Bañate, nigeriano!
"Un día golpean y era un negro de 25 metros. Bruno Ibeh. No le entendía nada. Terminaba la práctica y se iba. No se bañaba. Se ponía una crema y arrancaba. El vestuario era insoportable".

Los peluqueros
"Teto Goñi y Leo Pais son los peluqueros del grupo en el vestuario. Como hicieron un curso, ponen un cajón frente al espejo y le cortan el pelo a sus compañeros".

El gesto
"Una Navidad estábamos con el canchero y los jugadores juntaron plata y nos dieron unos pesos. Para nosotros fue como que nos dieran un Balón de Oro".


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