El fútbol desplegado por la selección genera pasiones y distintas opiniones. Pero hay una realidad: es cierto que el equipo no llena con el desempeño de los últimos partidos.
Es que de un tiempo a esta parte la selección mal acostumbró a los uruguayos. Y está claro que la selección de ayer, la que ganó la Copa América, no es la misma que la de hoy, que se muestra débil.
¿Por qué se llega a esta situación? No hay una sola razón, son un cúmulo de hechos.
Aquí algunos puntos que ayer hicieron fuerte a la celeste y que en la actualidad generan dudas.
Ayer la gente se sentaba frente al televisor a mirar a la selección y tenía la convicción interna de que ganaba. Jugando bien o mal, el equipo de Tabárez había generado una mentalidad ganadora que trasladó a los hinchas.
Hoy los aficionados observan a la celeste con la incertidumbre de no saber lo que realmente sucederá en la cancha. El equipo no tiene la misma contundencia de otrora y muchas veces hay desconcierto en la cancha.
Convengamos que el equipo de Tabárez nunca fue virtuoso con la pelota. Vale recordar lo criticado que era Diego Pérez cuando pasaba mal la pelota. Pero el equipo contaba con otras armar para tratar mejor el balón. Estaba Forlán, Cavani, Suárez, el Cebolla.
Por estos tiempos hay muchos jugadores que se muestran imprecisos con la pelota en los pies. Es una realidad. La pelota se pierde enseguida. Se debe recuperar la confianza en ese aspecto.
Uruguay en la zona defensiva era una roca. Todo partía de la mitad de la cancha donde superar esa zona era complicado para los rivales. Eso facilitaba el trabajo de los defensas. Por arriba el elenco Charrúa era invulnerable.
La celeste de hoy tiene serios problemas defensivos. Como el mediocampo no tiene contención al equipo le llegan con mayor facilidad. El equipo se muestra vulnerable cuando la atacan por las bandas. Cáceres está volviendo luego de una larga lesión.
Los rendimientos individuales tallaban a gran altura entre 2010 y 2012. Justo es reconocer que hoy hay jugadores que no están rindiendo en la medida de de las condiciones tienen. ¿Quién puede discutir a Arévalo Ríos? Pero está claro que no pasa por un buen momento o de pronto los compañeros que tiene a su alrededor no lo ayudan a destacarse.
En el pasado el entrenador, como tenía un grupo armado y constituido, se podía dar el lujo de ir insertando piezas conforme a las necesidades. De hecho, se lo criticó duramente a Tabárez por no tener recambio. Luego del Mundial se produjo un movimiento grande. Entonces hoy, en lugar de poner una pieza en un equipo, de pronto tienen que colocar dos. Y eso lleva tiempo.
Que el equipo uruguayo no tiene juego colectivo es una realidad. Cuando se recupera la pelota no se tiene claro el procedimiento para atacar. Queda la sensación de que todo queda reducido a un pelotazo. Son pocas las veces que se intenta genera algo por derecho cuando Sánchez entra en juego. Hasta no hace mucho el equipo disponía de Forlán. Y no hay que perder de vista que no están dos de los mejores delanteros del mundo: Suárez y Cavani.
Después del primer partido del Mundial de Sudáfrica 2010 se esfumó la presencia del 10 clásico en la selección. El último jugador con esas características fue Ignacio González. Luego se decidió jugar sin la figura del 10. Tabárez tomó distintas opciones: Forlán retrasado, Cavani volanteando, el Cebolla como un revulsivo.
La selección de hoy no muestra siquiera un lanzador. Se intenta con Lodeiro metido en el medio. De Arrascaeta está bajo. Se perdió mucho con la salida de Forlán.
Ayer la celeste contaba con dos leones en la zona central: Egidio Arévalo Ríos y Diego Pérez. Se complementaban muy bien. Dominaban psicológicamente a los rivales. Sabían perfectamente cuando ejercer la presión para robar la pelota.
Hoy quedó solo Egidio. Y a lo largo de todos estos años el técnico probó con distintas alternativas. Sus compañeros fueron Gargano, Lodeiro, Tata González, Carlos Sánchez, Mayada y Guzmán Pereira, entre otros.
A partir del Mundial de 2010 el técnico se dio cuenta de que tenía un trío ofensivo que metía miedo. Y encontró la fórmula para hacerlos jugar a los tres. Cavani fue al sacrificio mientras que Suárez y Forlán quedaban más liberados.
Hoy tenemos una realidad que golpea: Forlán se retiró de la selección; Suárez fue suspendido un año y Cavani volverá en la tercera fecha de las Eliminatorias. Además, los delanteros citados hacen sus primeras armas con la celeste.
Y finalmente habría que concluir que Uruguay nunca tuvo más de un jugador desnivelante en su plantel. No es Barcelona que tiene tres. Repasemos: en el Mundial 2010 la figura fue Forlán mientras que Cavani con Suárez eran jugadores de rol secundario. Luego fue el tiempo de Suárez y bajó su rendimiento Forlán. Entonces concluyamos que Suárez, por sus características es un futbolista al que se le tira la pelota para adelante y soluciona todos los problemas. Sabe jugar de espaldas, genera faltas y es letal en el área. Hoy no está y es un problema sin solución.
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