Peñarol consiguió una importante victoria en su debut en el grupo 4 de la Copa Bridgestone Libertadores demostrando autoridad, oficio y, fundamentalmente, un buen juego ante un adversario que demostró que está por debajo de la media de lo que es este torneo.
“Es un partido ganable”, había dicho el Polilla Da Silva a El Observador el día en que viajaron hacia Chile. Y tenía razón.
Es que su equipo mostró una neta supremacía sobre su rival en la primera mitad, pero en el segundo tiempo se quedó bastante, sobre todo, luego de la igualdad del rival.
Fue muy importante el entrenador de Peñarol, quien realizó las variantes justas, porque tanto el ingreso del argentino Mauro Fernández, como el del Vasquito Aguirregaray, fueron determinantes.
Fabián Estoyanoff comenzó y terminó con todo el primer tiempo. Fue realmente inmarcable para Nicolás Ortiz, y allí logró sacar ventaja con su velocidad. Así y por esa punta llegó el 1-0.
No obstante fueron varias las veces que el Lolo logró desnivelar por derecha ganándole la pulseada a su rival, el delantero no supo aprovecharlas bien. Ni a la hora de definir –se perdió otros dos goles cara a cara ante el arquero Naranjo–, ni tampoco a la hora de habilitar a sus compañeros de ofensiva.
A los 16 minutos, Marcelo Zalayeta elaboró una jugada genial junto al propio Estoyanoff quien se la devolvió en pared y anotó el 2-0 que el línea Juan Zorrilla le anuló por un offside inexistente.
Esos primeros minutos de Peñarol fueron a todo ritmo y el equipo de Da Silva debió haber sacado una diferencia mayor en el marcador.
Cristóforo –de gran primer tiempo y quien le dio la asistencia a Estoyanoff para el 1-0– junto a Novick, marcaron a pie firme en una mitad de la cancha que se mostró compacta.
El cuerpo técnico de Peñarol tenía muy claro que Rodrígo Díaz era la gran figura de Iquique, pero esta marca pegajosa no lo dejó maniobrar y eso también fue un mérito de los aurinegros.
Pero el empate de los locales sacó del partido a los mirasoles quienes perdieron las ideas durante algunos minutos.
Los cambios del Polilla fueron fundamentales para volver a tomar supremacía sobre la pelota y Peñarol volvió a lo suyo y a ser superior ante un equipo que mostró muy poco.
Otra vez volvió a ser totalmente incontenible Fabián Estoyanoff, mientras que en la mitad de la cancha Matías Aguirregaray hacía la pausa con oficio.
Por allí llegó el segundo luego de que Alejandro González quitara una pelota que derivó hacia el Vasquito. Este metió un pase milimétrico para el enésimo pique de Estoyanoff a la espalda de Ortiz y metió la pelota al medio para la llegada de Juan Manuel Olivera quien quedó solo para el 2-1.
Deportes Iquique se quedó sin combustible como para complicar a Peñarol, sobre todo, porque el nivel de los hombres de media cancha aurinegra seguían con todas sus luces y esa marca terminó siendo determinante.
Después de ese 2-1 todo fue más sencillo para los aurinegros quienes dejaron los nervios de lado y se los trasladaron a su rival que no podía llegar.
Peñarol arrancó de la mejor manera, ganando de visitante y en un grupo que será muy complicado. El miércoles, con gran oficio, demostró que tiene aspiraciones de seguir de largo.
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