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¿Cuándo es el próximo desafío?

Desafío Rexona. Luis Silveira embocó triples en todos los aros de Montevideo, colaboró con la selección paralímpica de básquetbol y se quedó con ganas de más
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09 de diciembre de 2013 a las 08:27

Luis Silveira cumplió con su objetivo. Es una obviedad decirlo porque el Bicho siempre cumple. Esta vez recorrió Montevideo encestando triples en todos los aros que encontró a su paso con el objetivo solidario que le propuso Rexona de colaborar con la selección uruguaya paralímpica de básquetbol. Marcó 936 puntos en 312 aros, y se transformó en el único jugador en hacer un triple en cada aro de la ciudad.

“Gané mucho con este desafío. No solo por los lugares que recorrí, sino por la gente que conocí y el cariño que me brindaron por mi acción y la de Rexona ayudando a los muchachos de la selección” dijo el Bicho Silveira a El Observador.

La obra “creó conciencia en la gente que charló conmigo durante todo el recorrido y siempre estuvo dispuesta a tender una mano”, agregó el basquetbolista que no tuvo problemas durante el mes que duró el desafío porque estuvo protegido con la tecnología motion sense de Rexona: “Cuanto más te movés, más te protege”.

No resultó una tarea sencilla, pero sirvió para recordar aquellos tiempos en los que se jugaba al básquetbol con canchas abiertas. “Fue un desafío técnico porque hay muchas canchas abiertas a las que hacía tiempo que no iba y te olvidás de tirar con viento. Siempre digo que es como jugar al golf con la caída hacia el hoyo, porque tenés que apuntar para otro lado para que la pelota vaya hacia el aro”.

El basquetbolista rescató también la oportunidad de “conocer todos los tableros, plazas, liceos y escuelas de Montevideo, de tomarle el pulso a la realidad de los gimnasios y los pisos”. Según Silveira, “aún falta mucho por hacer. En dos liceos vi gimnasios con la cancha y las gradas de un lado; después vi plazas con arcos de fútbol y tableros, pero vi otras que están desde 1940. Por ejemplo, en la escuela Sanguinetti, más de la mitad de la cancha tenía el parqué flojo y los gurises andaban en la vuelta. Queda mucho por hacer, que haya más personas y más empresas involucradas”.

Durante la travesía por la ciudad, el Bicho se encontró con jugadores que entrena en Welcome y con otros en más de un lugar: “Jugamos un picadito en el fondo del liceo Zorrilla y un muchacho me preguntó: ‘¿Te acordás de mí?’. Lo había visto en la plaza de la Unión, donde también jugamos un partidito”, recordó Silveira.

También contó cuando en un liceo privado de Malvín pidió para jugar un partido y la primera que se anotó fue una jugadora de hándbol que “les dio un baile bárbaro a los gurises. Eso me sorprendió porque el básquetbol femenino no está muy desarrollado acá”.

Uno de los momentos más emocionantes para Luis fue cuando los chicos de la selección paralímpica lo invitaron a jugar un partido, sentir la sensación de jugar en silla de ruedas: “Es conmovedor ponerte en el lugar del otro. Después de un rato te olvidás que estás en una silla de ruedas y lo que hacés es jugar. Al principio me costó, porque yo quería tener la pelota en una mano y con la otra hacer andar la rueda, pero no se puede, te das vuelta. Entonces me enseñaron que tenía que dejar la pelota en la falda y darle enviones a la rueda con las dos manos”.

En ese caso “cambia la mecánica de tiro porque te falta la fuerza de las piernas, todo lo hacés de la cintura hacia arriba. Está bueno conocer la realidad de ellos y lo que les falta, que no es lugar ni personal, sino gente que ayude. A veces hay una persona que se rompió una pierna y no puede jugar más, pero sí puede hacerlo en silla de ruedas y está bueno que se acerque. No por eso va a ser un inválido, la invalidez está en la cabeza de la gente”.

También participó de una “kermetón” donde todo lo recaudado fue duplicado por Rexona y donado a la Teletón. Se desarrolló en el predio de Unilever, hubo juegos, venta de tortas y refrescos, y un aro, en el que todos competían contra Luis.

Después de cumplido el desafío al Bicho le quedaron “ganas de seguir haciendo esto toda la vida. Físicamente fue exigente por el tema de horarios (además de entrenar en Tabaré es técnico de juveniles en Welcome), pero espiritualmente resultó enriquecedor. Ahora quiero saber, ¿cuál es el próximo desafío?”. l

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