Carlos Rodríguez y un beso de gloria

Fútbol > Plaza Colonia

Con hambre y con fútbol

El equipo de Colonia tuvo sacrificio pero también buen juego y carácter para ser
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30 de mayo de 2016 a las 05:00
Los jugadores de Plaza Colonia no se quieren ir al vestuario. ¿Para qué? Si acaban de proclamarse campeones del Torneo Clausura tras ganarle a Peñarol por 2-1 y dar la vuelta en el flamante Campeón del Siglo. Mejor, imposible.

Abrazos, lágrimas, fotos, cantos y saludos para la hinchada que llegó al recinto carbonero en siete ómnibus y que pintó de verde y blanco una parte de la tribuna, alentando y aguantando de pie a sus jugadores, a sus vecinos del barrio, a varios futbolistas del plantel que tuvieron que salir a trabajar las ocho horas –el arquero Kevin Dawson aún ejerce como rematador, el volante Matías Caseras fue herrero– cuando la situación del club estuvo en las antípodas del actual.

Es que este equipo que hoy es campeón tuvo tiempo atrás a varios jugadores al borde de irse a la C. Luego, el club se fue reacomodando. Roberto "Chiqui" García y Carlos Manta tomaron el mando y comenzaron a encaminarlo.

El técnico Eduardo Espinel logró el ascenso a la principal categoría hace un año y en esta temporada se fijaron el objetivo de mantener la permanencia en Primera. Y como muchas veces ha ocurrido, el equipo que venía de la B logró su meta, subió posiciones, tomó la punta del Clausura como una sorpresa y se animó a ir por su sueño para cumplirlo.

Plaza Colonia se fue haciendo fuerte con un equipo que ganó confianza partido a partido y sin dudas luego de superar a Nacional de local en el Supicci y de gran forma. Dawson fue clave en el arco, como en la atajada a Diego Forlán en el segundo tiempo de ayer; los zagueros Carlos Rodríguez y Germán Ferreira se consolidaron en el fondo; Alejandro Villoldo fue un lateral con salida clara; en el medio tuvo a cuatro volantes con buen pie: Nicolás Milesi, Matías Caseras, Facundo Waller y Alejandro Furia; y arriba Nicolás Dibble fue figura junto al luchador y goleador argentino Germán Rivero.

Fue un equipo que tuvo carácter, que tuvo momentos de sacrificio –de comer arroz con panchos, como admitieron los jugadores– y que también tuvo fútbol, como lo destacó ayer Espinel. "Siempre pregonamos que tratemos de jugar bien al fútbol, por las características de los jugadores. Por eso no le pedimos que tiren para arriba la pelota", destacó el DT, afónico de gritar y festejar junto a sus futbolistas, con los que puso a Plaza Colonia en la historia.

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