Había realizado un gran trabajo y, si le faltaba algo, fue quien puso el 3-2 para el triunfo definitivo de Nacional y de esa forma, dejar su nombre marcado en la historia de los clásicos y de las finales de los campeonatos. Fue una tarde soñada para Santiago Romero, quien impulsó a su equipo desde el lateral derecho, el puesto que en esta temporada Álvaro Gutiérrez le asignó al volante de marca.
Ayer en el Centenario, con el planteo de presionar arriba con el que salió su equipo, "el Colo" se soltó en varias ocasiones y pasó al frente para entrar en juego con su ladero, Leandro Barcia, o recibir las descargas de Gonzalo Porras hacia su sector.
En el segundo tiempo, su zona fue la elegida en más ocasiones para las salidas de Nacional. En la marca, cortó proyecciones de Jorge Rodríguez y casi no tuvo que controlar las llegadas de Diogo, quien tuvo pocas subidas.
El futbolista de 25 años fue uno de los que más buscó cuando el partido estaba 2-2 y se jugaba el alargue.
Nacional tenía uno de más en la cancha y el Colo coordinó varias jugadas con Cristian Tabó, quien ingresó en el segundo tiempo en un gran nivel.
Varios altos
No fue fácil elegir a Romero como el mejor del clásico en un partido donde varios de sus compañeros rayaron a gran altura. Sebastián Fernández hizo un muy buen partido al marcar el gol de la apertura –otro gol clásico- y estar muy participativo en ataque y también a la hora de ayudar en la recuperación.
Sebastián Gorga se consolidó en la zaga, demostró que ese es su puesto y no el lateral, y bloqueó nada menos que a Marcelo Zalayeta, quien llegaba como una de las figuras de Peñarol.
También se destacó Porras, quien fue bicampeón uruguayo luego de haber ganado el título de la temporada pasada con Danubio. Fue el dueño de la pelota en Nacional, abasteciendo hacia las puntas y a los delanteros. y puso toda su experiencia para marcar, muchas veces con cortes tácticos en base a faltas.
La lista de buenos valores de Nacional en el clásico también incluye a Iván Alonso, quien las luchó todas y marcó otro gol clásico de tiro penal; y Alfonso Espino con sus subidas y control de su zona, por donde llegaba Jonathan Urretaviscaya, quien pasó despaercibido.
El triunfo clásico volvió a mostrar el valor de las inferiores tricolor, la "cantera inagotable" como le llaman en el club. Gutiérrez dispuso de ocho jugadores made in Los Céspedes -Munúa, Romero, Gorga, Espino, Arismendi, De Pena, Barcia y Prieto-, contra tres de Peñarol -Mac Eachen, Pacheco y Nandez-.
Con su gol, el Colo enrojeció las gargantas de los hinchas tricolores, que habían vivido momentos de incertidumbre y no pudieron festejar en los 90 minutos, pero que en el final estallaron de euforia al grito de "dale campeón".
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