El día del arribo de la selección uruguaya al hotel Polat de Estambul coincidió con una especie de desfile de modas. Es que al menos se celebraron dos fiestas de casamiento. El hecho determinó que desde las primeras horas de la tarde bajaran innumerable cantidad de personas desde las distintas habitaciones del hotel vestidas de gala. ¡Había que ver los vestidos de las mujeres!
Ya sobre la noche, en el lobby y desde determinadas habitaciones, se escuchaba la música de las fiestas. Claro que a los celestes nada les impidió el sueño. Es que, al cansancio del largo viaje, se sumó el hecho de la ubicación de las habitaciones. Lejos de todo. Además, a los jugadores se los vio bajar poco y nada al lobby del hotel.
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