Carlos Núñez: "No fui profesional"

Es algo que lo tomo como una revancha en el fútbol uruguayo. Es una decisión tanto mía como de mi familia. Mi señora quería venirse por el tema de mi hijo que es muy chico y tuvo algunos problemitas cuando nació y al no tener continuidad afuera decidimos volver.

Si bien en Liverpool en 2012 me fue muy bien, cuando pasé a Peñarol no me pude acoplar bien. Si bien jugué el primer semestre, salimos campeones y me sentía muy bien tuve problemas de lesiones y por ahí no supe sobrellevar lo que era jugar en un club tan grande como Peñarol.

Yo como jugador y como hincha que soy fue lo más lindo que me pasó. Pero en Peñarol no fui profesional, no supe ser el profesional que tenía que ser. Yo cuando estaba en Liverpool salía a la calle, la gente me conocía un poco, pero pasé a Peñarol muy joven y donde vayas todo el mundo te conoce y te pide fotos.

Me llegó todo muy rápido, de un día para el otro. Nací en un barrio muy humilde, muy bajo, nunca tuve nada. Trabajé de chico con 11 años con mi padre en tareas en el campo y siempre fui feliz con eso y de un día para el otro me choqué con cosas que no tenía y ni me imaginaba tener y no supe llevarlas. No me arrepiento tanto de lo que hice pero sí de no ser profesional. Eso me duele y por la hinchada, yo como hincha hoy veo a los jugadores que están y me encanta. Me pongo en el lugar del hincha y entiendo el enojo.

Me faltaban muchas, pero muchas cosas de chico. Somos muchos en mi familia, tengo ocho hermanos, y por ahí yo no comía para que comieran mis hermanos más chicos y eso lo valoro por la lucha de mis viejos. Luego me encontré con otro mundo, tengo mi casa, mis cosas. Cuando no tenía nada no tenía amigos, eran muy pocos los que estaban y de un día para el otro me encontré con un entorno diferente, todos me saludaban, me querían, esas cosas me confundieron y hoy sé separar las cosas. Gracias a Dios me pasó de joven y pude aprender.

Todo y eso me lo gané yo también porque si hay algo que tengo es que nunca le pedí nada a nadie. Me di los gustos, todos los que me tenía que dar, me los di.

Sí, todo me llegó rápido. Antes de ir a Peñarol tuve chance de ir a otros equipos, me querían cuadros de otros países y no se concretaba. Pero cuando salió lo de Peñarol no lo dudé. En mi casa somos todos de Peñarol, no hay un hincha de Nacional. Era un sueño y lo cumplí. No es fácil y no cualquiera lo hace. En el momento me sentía preparado, pero claro, estaba en una nube, no me imaginaba la altura de un club tan grande, me pasó que no supe sobrellevarlo.

Sí, obviamente que salía porque era muy joven. Si bien me lesioné muchas veces, no fueron porque salía como andaban diciendo. El que me conoce sabe que tengo masa muscular grande y me tengo que cuidar más que cualquiera porque soy propenso a las lesiones. Muchas cosas que se dicen no son verdad, pero así es el mundo del fútbol.

Sí. Me pasó que siendo joven todo lo malo que pasaba en Peñarol parecía que era culpa mía.

Siempre está eso. Tenía varios compañeros que me hablaban y me daban su apoyo. Compañeros grandes, de trayectoria y siempre me decían que me quedara tranquilo que el fútbol es muy mediocre, la gente juzga y eso me pasó un poco a mí. Siendo muy chico no sabía cómo afrontar esas cosas. Hoy no me preocupa lo que digan de afuera. Que me critiquen por lo que hago dentro de la cancha.

No, de frente nunca me dijeron nada, me pedían fotos en una buena, te decían 'vamos Peñarol'.

Es verdad, era muy chico, me gustaba salir con mis amigos, soy un tipo sano, me gustó la diversión, ¿a quién no a esa edad? Tenía 20 años y me encontré con un entorno diferente. La gente piensa que somos diferentes a ellos. Yo soy como todos por más que sea jugador de fútbol.

No, a lo primero no, porque obviamente puede sonar simpático, suena lindo pero cuando está todo bien. Ahora, cuando no jugás o te lesionás, todo el mundo piensa que andás de joda.

En el momento que mejor me sentía rompí los ligamentos cruzados. Fue en 2015. Me acuerdo cuando el médico de Racing me dio la noticia. Estuve dos horas parado en una avenida adentro del auto llorando porque no podía creerlo. Mi novia me llamaba, preocupada porque no llegaba, estaba mi mamá en Buenos Aires. Fue un momento complicado, la pasé mal y ahí te das cuenta quiénes están y quiénes no. De ahí hasta ahora mis amigos los cuentos con los dedos de una mano. Eso me ayudó a madurar mucho. Hacía cuatro horarios al día para la recuperación. Saja (golero de Racing) me hablaba constantemente, me mandaba mensajes y eso fue importante. Ahí me empezó a hacer un clic la cabeza.

Cuando Pezzolano me llamó me dijo que le gustaría que yo fuera el referente del vestuario y tengo esa personalidad. No me creo más que nadie pero sí puedo aportar lo que sé, lo que aprendí y está bueno que los chicos escuchen. A veces por rebelde yo no escuchaba lo que me decían y eso me jugaba en contra. Se lo digo a mi hermano chico que tiene 12 años y está en las formativas de Nacional para que no repita mis errores.

Sí, la gente que habla conmigo dice que soy un tipo maduro para la edad que tengo, por las cosas que he vivido y he tenido que pasar. Cuando nací lo primero que me calzaron fue la camiseta y el short de Peñarol y mi familia la pasó genial cuando fui al club. Sufrieron cuando me veían sufrir pero soy un tipo que acumula las cosas, me encierro. Las batallas las peleo yo solo adentro. Nunca le pedí nada a nadie y no lo voy a hacer. Sé lo que es una vida sacrificada. A todo el mundo le digo que el fútbol no es sacrificio. Sacrificio hacen mis padres que se levantan a las 6 de la mañana y llegan a las 8 de la noche para darle de comer a mis hermanos. El fútbol es un privilegio. Ahora aprendí a disfrutar un vestuario y antes no lo hacía, era el último en llegar y el primero en irme. Pero me cambió, los entrenadores me hicieron saber que sumo y yo me considero un buen tipo y un buen compañero.

Exactamente, yo tenía varias posibilidades de salir de nuevo pero fue familiar la decisión y hablando con mi representante Gustavo Rodríguez, que está más en las malas que en las buenas, decidimos que lo mejor era volver. Quiero mucho a Liverpool, soy agradecido de por vida a ello. Hay que dar un paso atrás para alcanzar dos para adelante. Vengo a tomar impulso.