"Cuando me dijeron Sinaloa me puse a pensar en el narcotráfico y en el Chapo Guzmán, pero me comuniqué con Jonathan Lacerda y me dijo que la ciudad es muy tranquila. Yo vivo en un barrio privado y tengo a varios vecinos que son narcotraficantes, pero ni los sentís. No se hacen notar y la ciudad está llena de policías por todos lados, está todo muy vigilado y por eso la ciudad es muy linda", dice Mathías Cardacio del otro lado de la línea telefónica.
A sus 28 años, el volante nacido en las juveniles de Nacional colecciona experiencias y anécdotas. Jugó y vivió en ciudades tan disímiles como interesantes: Montevideo, Buenos Aires, Santiago de Chile, Milán, Cancún, Atenas, Paraná y ahora Sinaloa, una ciudad signada a los ojos del mundo como peligrosa debido a la existencia del Cartel que lleva su nombre.
"Por naturaleza la ciudad tiene un plus para el cultivo y el negocio del narcotráfico. En mi barrio viven varios, pero nunca lo ves y hay policías por todos lados. A nivel de calidad de vida, Sinaloa está entre las mejores y si lo comparo con Uruguay todo es mejor: hay playas espectaculares, la cultura estadounidense está muy presente y la comidas del Pacífico que están notables", agrega el volante de Dorados, que se encuentra en plena negociación con los dirigentes ya que, como el equipo descendió, pretenden rebajarle el salario que tenía firmado cuando lo fueron a buscar.
Como todo uruguayo en México tuvo que pasar el filtro de adaptarse a la comida picante, aunque el hábito más doloroso está en la temperatura que altera la rutina: "Acá hasta las golosinas tienen picante, es una cosa impresionante. Cada vez que salimos a comer con mi mujer pedimos que no sea picante y ellos te dicen 'apenas picoso' y te arde la boca por tres días. Igual lo peor es la temperatura. Nosotros nos instalamos en invierno y hacía un calor tremendo. Ahora en verano hay 50 grados, tenemos que entrenar a las seis de la mañana y me tengo que levantar a las cinco. Llego a casa a las nueve de la mañana y mi mujer todavía está durmiendo".
Cardacio tuvo ofertas de Ecuador, Argentina, Australia y Emiratos Árabes, pero se siente tan a gusto en México que será difícil su salida, pese a los problemas económicos del club: "Estamos muy cómodos en la ciudad y el semestre anterior teníamos una muy buena banda, con Jonathan (Lacerda), los argentinos del equipo y nuestras mujeres hacíamos asados día por medio".
En la carrera de Cardacio todo pasó muy rápido. Copas Libertadores en Nacional antes de los 20 años, Mundial sub 20 con la generación de Edinson Cavani, Luis Suárez y Martín Cáceres y ofertas de todo tipo y color: "Fui votado como el mejor volante del Mundial sub 20 y me llamaban de todos lados. Juventus, Lazio, Atlético de Madrid y Milan. Tuve que elegir y fui a un equipo lleno de figuras (Milan). Me sirvió para aprender y madurar".
Con mucho tiempo por recorrer en su carrera, Cardacio no se detiene y ya proyecta su futuro vinculado al fútbol: "Apenas tengo 28 años pero me doy cuenta de que ya estoy pensando mucho como entrenador y además el periodismo me gusta mucho. A los periodistas uruguayos los leo mucho y me gustaría poder tener un espacio para hablar del juego y analizar a los equipos".
A sus 28 años y con un pasaporte cargado de sellos, Cardacio vive y disfruta de una nueva etapa en su carrera, aunque proyecta partidos en otras canchas.
Con Paolo Maldini
Predicar con el ejemplo
Mathias Cardacio jugó la temporada 2008-2009 en Milan, donde coincidió con Paolo Maldini, capitán de aquel equipo rossonero: "Maldini era el capitán del equipo, un ganador nato y un señor adentro y afuera de la cancha. Si era otro jugador a su edad y con su prestigio dejaba todo de lado, pero Maldini con 41 años se entrenaba mejor que yo con 18. Estuve en su partido de despedida ante Roma y me saludaba igual a mí que a Ronaldinho. Salvando las distancias lógicas de las carreras, me pasó lo mismo con Andrés Fleurquín en Defensor. Fue un espejo, un referente a seguir".
Con Gennaro Gattuso
Un tipo de muy pocas pulgas
Uno de los motores de ese Milan era Gennaro Gattuso, que se entendía a la perfección con Andrea Pirlo. Sin embargo, su carácter era muy bravo: "Cada vez que perdía en un reducido te pegaba. Yo vi escupirle la cara a Pirlo. Un día nos estábamos duchando con Clarence Seedorf y le dice que cuente la anécdota con Jaap Stam, otro de carácter duro. Un día Stam lo esperó a que saliera de la ducha y le quebró la clavícula con una llave. Pero Gattuso era un animal, ese año lo operaron de ligamentos cruzados y a los dos meses corría arriba de la cinta, cuando los médicos te piden volver a caminar a los cuatro".
En línea por WhatsApp
"Con James Rodríguez jugamos en Banfield y hablamos seguido. Con Ronaldinho y Thiago Silva también. Suárez es mi hermano, pero no me gusta escribirle siempre para no molestarlo".
"Carlo Ancelotti me quiso en Milan, me cuidó y me trató brillante. Te deja una marca, pero si tengo que elegir a uno me quedó con Mauricio Larriera".
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