De pronto, el tenis empezó a parecerse demasiado a aquella época de 2005-2006, cuando Roger Federer arrasaba cada fin de semana. Novak Djokovic consiguió el domingo su segundo título en el Masters 1000 de Montecarlo al imponerse en la final al checo Tomas Berdych (nº 8) en tres sets, por 7-5, 4-6 y 6-3.
No aplasta como el suizo de aquellos tiempos (de hecho el domingo perdió un set), pero gana, gana, y no para de ganar. Con eso, además de llevarse la primera gran batalla sobre polvo de ladrillo del año, consiguió un hito: es el primer tenista de la historia ganó de corrido los tres primeros Masters 1000 de la temporada (la segunda categoría de torneos tras los Grand Slam): Indian Wells, Miami y Montecarlo.
Djokovic, además, ganó el primer Grand Slam del año (Abierto de Australia), en una racha triunfal que comenzó a finales del año pasado, cuando sumó los títulos de París-Bercy (Masters 1000) y el Torneo de Maestros de Londres (considerado el 5º Grand Slam).
Pero todo eso no es lo más impresionante: para ganar el Montecarlo, el sábado en semifinales derrotó a Rafael Nadal, su único quizá gran rival sobre esta superficie. El español venía remontando y ganando en confianza luego de unos muy malos tres primeros meses de 2015, pero el serbio lo despachó en dos sets, 6-3, 6-3. Eso significa que, con Roger Federer sin estar al nivel de ambos sobre arcilla –quedó afuera en segunda ronda–, y a solo cinco semanas de Roland Garros, el serbio se encamina a ganar el único Gran Slam que le falta.
Si lo logra, quedará en mejor posición que nadie para uno de los hitos más grandes en la historia del tenis: ganar los cuatro grandes en una sola temporada. Solo dos tenistas, Rod Laver y Don Budge, lo consiguieron. Ni Sampras, ni la máquina de ganar de Federer pudieron. Siempre tuvieron un talón de Aquiles –habitualmente el polvo de ladrillo–, algo que Nole parece estar desterrando.
Por si fuera poco, con el de Montercarlo, Djokovic suma su 23º torneo Masters 1000 y empata con el suizo Roger Federer, quedando a cuatro del récord del español Rafael Nadal.
La final
Ante Berdych partía como archifavorito teniendo en cuenta los enfrentamientos entre ambos, con 18 victorias para el serbio y dos para el checo antes de la final de este domingo. Djokovic no jugó con la solidez habitual, pero también contribuyó a ello que el partido estuvo 70 minutos interrumpido en el segundo set por la lluvia.
Tras unos primeros 25 minutos de alto nivel, Berdych, que se había colocado 2-0 y después 3-1 a su favor, acumuló los errores (19 en el primer set) por los riesgos que tomó para tratar de superar a su oponente.
Djokovic igualó 3-3 en la primera manga y se aprovechó de los regalos del checo para colocarse 5-3, aunque Berdych aguantó hasta que cedió el primer set en la tercera pelota que disponía el serbio (7-5).
La lluvia
Tras la interrupción del partido por la lluvia (con el parcial 3-2), Berdych aumentó su acierto en los golpes y aprovechó un momento en el que Djokovic bajó en eficacia para llevarse el segundo set (6-4).
Pero en el tercer y definitivo parcial, Berdych sumó siete errores no forzados en los tres primeros juegos y Djokovic se colocó 4-0, una desventaja insuperable para el checo, pese a que al número 1 le costó cerrar el partido.
De esta manera, Berdych perdió la tercera final de la temporada y no gana un título Masters desde París-Bercy en 2005.
Fue un buen resumen de lo que viene pasando y lo que puede avecinarse: Djokovic no aplasta, pero es el mejor. Y mirando hacia adelante, está ante la oportunidad de su vida para entrar en la lista grande de la historia.
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