Jorge Bravo con la camiseta del Schneck-Alas Rojas, equipo del que es capitán

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Bravo, el "Rolling Stone" de las rutas

El uruguayo de 48 años asombra al mundo por su vigencia
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24 de enero de 2016 a las 05:00
Hace seis meses, Referí reparaba en el fenómeno Jorge Bravo: a sus 48 años se seguía destacando en el calendario ciclístico uruguayo.

Pero hoy es el mundo el que lo reconoce. El uruguayo es considerado el "Rolling Stone" del pelotón mundial por la agencia EFE, al ser el más veterano compitiendo en el Tour de San Luis (Argentina), una competencia que comenzó siendo regional pero que en los últimos años ha crecido lo suficiente para atraer a varias de las mayores estrellas del deporte. Un seleccionado uruguayo está compitiendo, por lo que el ciclismo "de los famosos" está descubriendo quién es Jorge Bravo.

Su historia.
Lleva 30 años en la carretera dando recitales con su bicicleta, su aliada, su vida, la que le ha quitado la juventud con tal de vivir del deporte que ama desde niño.

Entre las figuras del World Tour, como Nairo Quintana o Vincenzo Nibali, el uruguayo impone respeto desde su sencillez. En América Latina, al "abuelo" lo quiere todo el mundo.

"Tengo pocos secretos. He llegado hasta aquí por sacrificio. Perdí mi juventud por la bicicleta, era la única manera de triunfar. Los jóvenes tienen otras distracciones, pero yo siempre me dediqué a sufrir, entrenar y descansar", explica a 40 grados en la salida de la cuarta etapa del Tour de San Luis.

No obstante, Bravo añade la disciplina y la tranquilidad de una buena familia como componentes fundamentales "para llegar en condiciones a esta edad".

Actualmente no solo vive del ciclismo. Gana US$ 1.000 al mes, que le paga su equipo, el Schnek Alas Rojas, y además su mujer trabaja, es psicóloga y tiene una pequeña empresa de importación de revistas junto a sus hermano.

Los cambios
En tres décadas "todo ha cambiado", explica "El Tripa": "la preparación del deportista, las bicicletas y materiales, la alimentación... pero sobre todo, lo mejor es el cambio electrónico". Bravo cree que "lo pasado no es mejor", aunque hay quien sigue pensando que los cambios antiguos son mejores.

El líder de la selección uruguaya solo se arrepiente de una cosa en su largo camino: no haber intentado la aventura europea. Desde los 17 años, calcula que habrá recorrido cerca de 800 mil kilómetros en 31 temporadas de profesional, lo que equivale a 21 vueltas al planeta. De toda esa aventura no guarda trofeos en casa. "No tengo nada que mostrar", dice.

En todo ese tiempo, Bravo ha visto "de todo", desde jóvenes talentos que se perdieron para trabajar en otra profesión por falta de recursos hasta la evolución del problema del dopaje. Es de los que defienden que su deporte evoluciona hacia un escenario más limpio.

"Han salido muchos positivos, pero el ciclismo es el deporte más controlado del mundo y el más limpio. Hemos visto casos increíbles, pero cada vez hay menos. Aquí los controles son pocos, la verdad. Se hacen en la Vuelta a Uruguay, pero durante el invierno, en los entrenamientos casi nunca se hacen", explica.

Bravo tiene dos ídolos: Miguel Indurain y Marco Pantani, pero sobre todo el español "por su manera de correr y también porque como deportista y persona me parece muy grande, el mejor de la historia".
También se siente orgulloso de la evolución del ciclismo en América Latina, y agradece a los ciclistas colombianos que sean los embajadores del continente en el mundo entero. Destaca la presencia de su compatriota Fabricio Ferrari en el Caja Rural español, equipo de categoría continental.

Sin prisa para la retirada, Jorge Bravo espera terminar la temporada en marzo y luego decidirá "cómo están los ánimos y las piernas", pero todo indica que rodará un año más por las carreteras americanas. No obstante su futuro está en el ciclismo.

"Mi vida es el ciclismo. En invierno iré a España a hacer un curso de entrenador, por lo que tendré que agarrar los libros".

El decano del pelotón tiene dos hijos, Ezequiel y Estéfano. Ambos chicos, si quieren dedicarse al ciclismo ya saben que deben dar prioridad a los estudios.

Junto a Jorge Bravo se apoya en el coche de la selección de Uruguay Anderson Maldonado, de 21 años, uno de los más jóvenes del pelotón. Por edad podría ser el hijo del líder, pero profesionalmente lo es.

"Corrí con su padre y creo que tiene condiciones para correr en Europa, y además lo hará bien", comenta el veterano.

Maldonado sonríe con su cara juvenil disipada por el casco y los lentes. "Bravo para mi es el jefe, mi maestro, sabe de mecánica, de táctica. Lo que él diga no se discute", dice. Si sigue el camino, él también será como un Rolling Stone.

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