Todo lo que rodea al fútbol, que debería ser lo menos importante, se transformó de cara al partido de mañana en Quito en un asunto de estado, que cuenta con la participación de los representantes diplomáticos de Uruguay en Ecuador y detalles secretos en la organización de los traslados del combinado celeste para evitar sufrir hostilidades. Por la presión que puso Ecuador sobre los árbitros y el reclamo a la FIFA, que motivó el cambio de veedores, además de que esperan batucada en la noche previa en la puerta del Sheraton, como ya sucedió en el último partido en Lima.
En ese clima tan particular, que deja en evidencia el valor del triunfo del viernes –clasificar al Mundial reportará para los clasificados no menos de US$ 10.000.000 para jugar solo la primera fase-, el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Sebastián Bauzá, sorprendió a los ecuatorianos cuando arribó junto a los veedores Juan José Bernabé Sánchez, el paraguayo que se encargada de acompañar a los árbitros, y el boliviano Roger Bello Parada, el responsable de todo el espectáculo, y ayer a la hora 13 cruzó la puerta del aeropuerto de Quito.
Bauzá explicó a El Observador que viajó con ellos desde Lima a Quito: “Quedaron de boca abierta, porque no esperaban que pudiera venir en el mismo vuelo, de hecho los anfitriones, como se suele hacer, no me fueron a buscar. Me estaba esperando el cónsul de Uruguay”.
La guerra fría llegó a tal punto que a Bauzá no le invitaron a participar de una cena protocolar que siempre se realiza previo a los partidos, explicó el presidente.
Frente al entorno que rodea al partido, el presidente habló con los veedores sobre la situación que se puede llegar a vivir y explicó que arribó a Quito dos días antes para preparar todos los detalles a los efectos que la delegación uruguaya no se vea sorprendida por alguna situación irregular.
En el hotel Sheraton, que está a 200 metros del estadio Atahualpa, donde se jugará el partido, Uruguay tiene en exclusividad dos pisos de habitaciones que no dan a la avenida de las Naciones Unidas, donde suelen reunirse los hinchas para molestar a los visitantes en la noche previa. Además, la delegación retrasó la llegada a Quito para evitar el embotellamiento de las horas pico. Uruguay llegará hoy a las 20 local (23 de Uruguay) al aeropuerto y el ómnibus les esperará en la escalerilla del avión para trasladarlos al hotel. Los esperan a las 21 solo para cenar.
Bauzá acordó que hoy a la hora 10 (13 de Uruguay) realizará junto al veedor un recorrido por el palco, vestuarios e instalaciones que puede utilizar la delegación dentro del estadio Atahualpa. La Federación Ecuatoriana le dio un palco a Uruguay, pero en ese lugar, además de los dirigentes, estarán los tres futbolistas que Tabárez deje fuera del plantel. Debido a que circularán por zonas de palcos con uniformes de la selección extreman medidas.
El último detalle, según Bauzá, fue que cuando pidió las acreditaciones para los dirigentes no estaban. Tres horas después se las acercaron al hotel.
Es por todo esto que la guerra fría en la previa al partido obligó a la AUF a montar dos campamentos, uno en Guayaquil con la delegación y el otro en Quito, donde ningún detalle de la seguridad queda librado al azar.
No obstante, esto sigue siendo fútbol y el partido se definirá entre 11 contra 11 dentro de un campo de juego.
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