El perfecto
Barcelona de inicios de temporada empezó a mostrar sus primeras señales de alarma, luego del empate de ayer 2-2 como local ante Deportivo, y luego de ir ganando 2-0. Casi si como un calco del año pasado pero a la inversa, y con un mes de diferencia: hasta diciembre de 2014 Real Madrid fue espectacular, pero desde allí empezó a flaquear, y Barcelona aceleró para lograr la triple corona. Síntoma de que la perfección dura poco.
En los últimos dos meses había disimulado muy bien la lesión de Lio Messi, y aparecieron Suárez y
Neymar decisivos para ganar, gustar, golear y liderar todo lo que se les cruzara.
El sábado, hasta los 36 minutos, cuando llegó el primer tanto, Barcelona se pareció al de toda la temporada: intención ofensiva, buen trabajo de desmarques –con Suárez siempre como anzuelo principal-, velocidad de pelota y gran porcentaje de acierto en pases. Antes de los cinco minutos ya había generado tres opciones de gol, la más clara una de Suárez, que definió de primera y apenas desviado.
El gol no llegaba, pero Barcelona no pasaba nervios, hasta que Suárez generó una de esas faltas que solo Suárez sabe: toma la pelota en tres cuartos de cancha, casi con un soplido del defensa gallego. Entonces Messi la clavó en el ángulo para un 1-0 que podía darle tranquilidad a Barcelona
Sin embargo, los culé siguieron jugando a media máquina, como cuidando energías, arriesgando lo mínimo imprescindible el físico, teniendo en cuenta que venían de jugar el miércoles y que se aprontar a viajar a Japón para el Mundial de clubes.
Así, empezó a errar pases, la posesión se volvió previsible Barcelona se volvió un equipo de posesión inofensiva.Ni siquiera lo pudo cerrar con el 2-0, de Rajkitic de afuera del área.
Deportivo, con poco, lo fuera buscar de contra y aprovechó los enormes yerros de la defensa culé, para empatar cerca del final y para ampliar a tres la racha sin victoria de Barcelona, que parece empezar a frenarse.