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Aviones asesinos: cómo funcionan los drones de EEUU

Mortales. La CIA tiene una base secreta en Arabia Saudita y permiso para acabar con estadounidenses
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07 de febrero de 2013 a las 15:14

Hoy el Senado de Estados Unidos debatirá la confirmación en el cargo de John Brennan como nuevo director de la agencia de inteligencia estadounidense CIA y el debate se espera más acalorado que de costumbre, después que se descubriera que EEUU tiene en Arabia Saudita una base secreta desde donde dirige drones contra objetivos terroristas de Pakistán.

Los aviones no tripulados que están ahora en el centro de la polémica se usan desde la década pasada en la lucha contra el terrorismo, pero recientemente comenzaron a ser cuestionados de modo más abierto debido a la cantidad de bajas que causaron en Medio Oriente: 3.000 víctimas según algunas estimaciones. Ayer, sin ir más lejos, uno de estos aviones se cebó con cinco vidas y, en lo que va del año, siete ataques del estilo causaron unas 40 muertes.

Se supone que la Fuerza Aérea las usa para eliminar objetivos terroristas, pero también es cierto que los drones se operan por control remoto y a la distancia no es fácil distinguir si los blancos son efectivamente terroristas o no.

Además, la polémica está instalada en torno al secretismo con que Estados Unidos maneja el tema, ya que no hace pública la ubicación de sus bases de control.

De aquí que se pase ahora por una nueva situación de tensión, después de que la prensa revelara que EEUU tiene en Arabia Saudita y desde hace dos años una base secreta desde donde se lanzan estos aviones contra los terroristas de Al Qaeda en Yemen.

Se desconoce la ubicación exacta de la base, una información que el Washington Post posee pero que prefirió no divulgar para no generar perjuicios en la estrategia bélica. Pero sí se sabe que una de las figuras clave en la negociación para la instalación del local en Arabia Saudita fue Brennan, el mismo que hoy puede convertirse en el director de la CIA.

El problema en casa

El uso de los aviones no tripulados en ataques no debe ser temido solo por los naturales de Medio Oriente: los estadounidenses ahora también están en alerta porque un documento del Departamento de Justicia dio el marco legal para que el gobierno ataque a sus propios ciudadanos con este tipo de aeronaves.

El memorando, obtenido primero por NBC News, señala que la ley justifica un ataque con avión no tripulado si un ciudadano es considerado involucrado “recientemente” en “actividades” que puedan ser una posible amenaza y si no hay evidencia de que esa persona “haya renunciado o abandonado” esas actividades. Los ataques de este tipo son considerados “legales, éticos y sensatos”.

El revuelo que se generó obligó al portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, a justificar el uso de estos aviones para, “en ocasiones realizar ataques selectivos contra determinados terroristas de Al Qaeda”.

“Llevamos a cabo esos ataques porque son necesarios para mitigar las amenazas reales en curso, detener complots, prevenir futuros ataques y salvar vidas estadounidenses”, indicó.

Pero esto no terminó de conformar y un grupo de 11 senadores pidió en una carta al presidente Barack Obama que revele bajo qué supuestos se aprueban estas incursiones contra objetivos estadounidenses.

Un caso que suena más por estas horas es el de Anwar al Awlaki, un radical islamista nacido en Estados Unidos y abatido en setiembre de 2011 con un avión enviado desde la base recién descubierta en Arabia Saudita.

Los favoritos de Obama

No hay datos fehacientes de la cantidad de ataques perpetrados con drones pero diversos análisis permiten afirmar que un 95% de los objetivos alcanzados por los estadounidenses después del 9 de setiembre de 2001 fueron atacados con este tipo de aeronaves.

De acuerdo con varios medios de prensa de ese país, el primero de estos ataques contra un objetivo de Al Qaeda fue en 2002 en Yemen. Después, en 2008, la CIA confirmó que había realizado varios atentados secretos de este tipo en Pakistán bajo las órdenes de George W. Bush. Más recientemente, tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, el uso de estas armas se “expandió drásticamente” en 2011, según el sitio Hufftington Post.

La ventaja de estas aeronaves, favoritas del actual presidente, es que no ponen en riesgo a los militares estadounidenses, cuya función deja de ser la de pilotear y pasa a ser la de guiar desde la distancia.

Además, los son bastante más baratos que los tradicionales aviones de combate y un Global Hawk, por ejemplo, cuesta US$ 15 millones frente a los US$ 55 millones que se pagan por un F-16. La diferencia, señalada por los detractores del sistema, es que la vida útil de estos aviones no tripulados es inferior, ya que muchas veces suelen estrellarse contra sus propios objetivos. De la misma manera en que lo hacen los kamikazes de Al Qaeda. l

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