Corría el año 2006 cuando Eugenio Figueredo quedaba contra las cuerdas. El por entonces presidente de la AUF recibía duros cuestionamientos a su gobierno. Eugenio movió piezas y sacó las que tenía en la manga: designó a Oscar Tabárez como entrenador de la selección.
Pero nada pudo evitar su salida del sillón presidencial. Bajo la consigna de que el fútbol se debía “un baño de agua y jabón con cepillo de alambre” el entonces ministro de Deportes, Héctor Lescano, cuestionó al Ejecutivo de Figueredo. La crisis que había estallado cuando Defensor Sporting se negó a jugar la final del Especial 2005 por la actuación del árbitro Gustavo Méndez, en el partido Nacional-Rocha. Y Figueredo, que había asumido en 1997, llegaba a su fin en 2006, meses después de haber nominado a Tabárez.
El Maestro no se sorprendió. En su primer pasaje por la celeste, allá por 1988, fue designado por Julio Franzini y terminó viajando al Mundial de Italia 1990 con un interinato de Julio César Maglione.
Tabárez volvió a la selección en 2006 y, desde entonces, desfilaron cinco presidentes: Eugenio Figueredo, José Luis Corbo, Washington Rivero, Sebastián Bauzá y Wilmar Valdez. Debió soportar la inestabilidad política de la AUF y roces con algunos Ejecutivos que llegaron a poner en duda la continuidad de su proceso.
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