Así se vivió el partido en la tribuna del Arena Das Dunas

El anciano recordó emocionado cuando escuchó la final de Maracaná por la radio, contó que nunca había visto un partido mundialista de la selección, y confesó que venía "caído" a la Copa del Mundo porque su equipo, Wanderers, perdió la final del Campeonato Uruguayo. "Estaba ilusionado porque podía verlo campeón... Pero Uruguay te saca todo. Esto de hoy fue formidable".

La previa en Natal fue similar a la que se vivió en Fortaleza, cuando el primer partido de la serie para la Celeste ante Costa Rica. Se veía grupos de uruguayos en la rambla de Ponta Negra, siempre embanderados, cantando, cenando, tomando caipiriñas... Los italianos que se mostraban en las calles en su mayoría guardaban silencio, quizá por estar en inferioridad numérica entre las calles adoquinadas de Río Grande del Norte.

Después de la victoria ante Inglaterra, muchísimos hinchas festejaron poder ir a Natal con la esperanza de la clasificación. Y pese a que el desafío era enorme, el público se entonó con los goles de Suárez y el buen juego del equipo. Esta vez, la "localía" en Brasil terminó con un resultado a favor de Uruguay. Y qué resultado. "La selección de los milagros", dijo un señor abrazado a su hijo adolescente. Y agregó: "Uruguay juega así", entregado a una realidad casi siempre de puño apretado y electrizante, que hace de cada victoria uruguaya una experiencia inolvidable.

Luego de los minutos finales, que parecieron eternos, el juez eleva los brazos y da paso al delirio celeste. Uruguay obtuvo el único resultado que lo hacía clasificar a octavos de final: una victoria agónica que contagió la emoción de los jugadores a todos los rincones celestes del estadio.

Debajo de lo que sería la tribuna Ámsterdam en el Centenario, se juntó el mayor grupo de uruguayos. Llegaron desde todas los rincones del estadio, ya que cuando los encuentros terminan las barreras se levantan y es posible transitar libremente entre las butacas. Los cánticos eufóricos solo fueron amainados por un chaparrón tropical que dispersó un poco a la gente, casi una hora después de haber terminado el partido.

Después de que la cerveza empezara a volar desde los grandes vasos rojos en la que la venden las marcas oficiales, el público comenzó a retirarse. Los golpes en el pecho, otra vez se mezclaron con los abrazos y las lágrimas. Uruguay, que dependía de sí mismo para superar el grupo de la muerte, entusiasma cada día más a sus hinchas. El resumen de lo que se vivió contra Italia lo hizo un hincha en la tribuna, minutos después de terminar el juego: "Dos años ahorrando, compramos entradas a 8.000 pesos... Está todo pago, se nos caían las lágrimas... Esto es hermoso".