Todavía no me prohibieron vivir”, dijo Lance Armstrong la semana pasada cuando anunció su participación en el triatlón Superfrog Coronado Island de San Diego. El domingo se presentó en la prueba y la ganó a pesar de que pesa sobre él una sanción de por vida en el deporte.
El 24 de agosto pasado, la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (Usada, por sus siglas en inglés) encontró culpable de dopaje al exciclista y ordenó restituir todos sus títulos de 1998 en adelante.
Armstrong ganó siete veces el Tour de Francia entre 1999 y 2005 –un logro inédito en la mítica prueba ciclística– y varios testimonios lo acusan de consumir EPO, hormona de crecimiento, cortisona, esteroides y testosterona, además de practicarse transfusiones de sangre.
“Tengo solo 41 años y aunque quieran dejarme sentado en casa no lo van a conseguir, no tengo ninguna intención de hacerlo. Todavía no me prohibieron vivir. Hay gente por el mundo con muchos problemas y quiero seguir propagando el mensaje de Livestrong para ayudarles. Intentaron hasta separarme de mi trabajo en la Fundación pero no van a conseguirlo”, declaró Armstrong.
El domingo, en la prueba de triatlón más antigua de Estados Unidos, el nacido en Texas ganó con récord de campeonato: tres horas, 49 minutos y 45 segundos.
No estuvo fino en la natación (2 kilómetros), donde terminó quinto. Remontó obviamente en la bicicleta (90 km), en la que avanzó al segundo lugar, y en la carrera pedestre (21 km) terminó siendo imparable.
Armstrong no se entrenaba desde junio: “Estuve entrenado de una forma muy desorganizada los últimos meses. Desde junio no había ido a la piscina y hace dos semanas cuando decidí aceptar las invitaciones del Superfrog y el Rev3 (este fin de semana correrá en Columbia) volví a tocar el agua. Lo único que hice en este tiempo es salir con la bici de montaña, dar paseos y jugar al golf”, declaró el estadounidense antes de la prueba.
Desde su retiro definitivo del ciclismo, a principios de 2011, Armstrong volvió a disputar pruebas de triatlón, el deporte en el cual se inició antes de convertirse en ciclista en la década de 1990.
¿Y la sanción?
La Usada intentó, sin éxito, prohibir su participación en la prueba del fin de semana, lo que ratifica que es el organismo internacional que rige el ciclismo (la Unión Ciclista Internacional, UCI) el que tiene la última palabra en su caso.
Hasta el momento, la UCI informó que estudiará el expediente que utilizó la Usada para sancionar a Armstrong. Se maneja que el 15 de este mes podría pronunciarse. Su decisión es la que definirá la suerte de los Tours de Francia ganados por Armstrong.
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