Sebastián Ariosa

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Ariosa: "Hace siete meses que tengo cáncer y sólo me mandaron un sms”

Olimpia le suspendió el contrato y el lateral recurrirá a la FIFA. Desde su enfermedad, el club nunca lo llamó
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05 de enero de 2014 a las 19:15

En el mejor momento de la carrera profesional de Sebastián Ariosa, la vida lo sorprendió con una dura falta desde atrás. El almanaque marcaba que era junio de 2013 y el futbolista surgido en Defensor Sporting se había coronado Campeón con Olimpia luego de diez años de sequía.

El Trufa, apodo que lo acompaña desde el momento en que pisó una cancha de fútbol, también se destacaba en el marco de la Copa Libertadores y los rumores de una posible transferencia a Europa se cernían sobre él. De repente el golpe que genera una noticia negativa y con él, la desesperación, las preguntas, la fortaleza mental y las ganas de vivir.

“Cuando me enfermé estaba en plena actividad. Comenzaba el partido y a los pocos minutos sentía que me ahogaba, tenía muchas dificultades para respirar, se me hinchaba la cara y me ponía todo colorado. Intente seguir durante algunos partidos para no pedir el cambio. Cuando repetí todos los síntomas en un entrenamiento decidí dejar de jugar hasta que no me dieran una respuesta” cuenta Ariosa, mientras disfruta de su merecido descanso en Punta Del Diablo junto a Virgina, su esposa.

El resto de la novela es historia conocida. En Paraguay le realizaron una tomografía donde se le detectó un linfoma en el mediastino. El mediastino es una cavidad del tórax, que se ubica entre el esternón y la columna vertebral, que contiene la tráquea, el esófago y el corazón. Allí, en ese lugar tan delicado del organismo humano, se encontraba el cáncer que le diagnosticaron a Sebastián Ariosa.

Casi la mitad de los tumores mediastinales cancerosos presentan como síntomas la tos, la dificultad respiratoria, el dolor toráxico y la taquicardia. “El linfoma que me detectaron me estaba presionando la vena cava, eso impedía la normal irrigación de la sangre hacia el cerebro y por eso me ahogaba y me hinchaba” afirma el futbolista.

“La primera persona a la que llame fue mi señora, que siempre está conmigo y era el único familiar que tenía en Paraguay. A mis padres no les dije nada hasta que llegué a Uruguay para contarles más tranquilo y que no se pongan nerviosos” agrega Ariosa, con la calma que le brinda la experiencia de luchar hace siete meses contra una enfermedad tan cruel como devastadora.

Ya en Uruguay debió cambiar el chip. No importaban los entrenamientos, los partidos ni las conferencias de prensa. Su nueva rutina conocía de doctores, diagnósticos y un bloque humano, conformado por su señora y sus padres, que no lo dejaron desmoronarse nunca.

“Ni bien volví a Uruguay me puse en contacto con Ney (Castillo) a quien le voy a estar eternamente agradecido. Con él hicimos varios exámenes e iniciamos el tratamiento de quimioterapia. Al principio iba cinco o seis veces por semana. Era durísimo. Mi señora me acompañó siempre, todos los días, no faltó ni una vez” cuenta Ariosa, con esa mezcla de reflexión y orgullo de quien pelea acompañado.

El fin de la quimioterapia está pactado para los primeros días de febrero, momento en que comenzará un nuevo tratamiento con pastillas, menos nocivas para el organismo, para finalizar el proceso de recuperación. Ariosa solo puede caminar y andar en bicicleta por recomendación médica.

Lejos de las canchas, pero con la esperanza depositada en volver a brillar como futbolista profesional, Ariosa recibió la peor noticia que le podía dar su club. “Estaba haciendo los mandados cuando me llamó mi abogada. Me dijo que había recibido un telegrama colacionado de parte del club diciéndome que no me iban a tener en cuenta. Ellos tienen una deuda conmigo y voy a recurrir a la FIFA”.

"No era el momento ni la forma de suspender el contrato. Cuando me recupere no voy a volver a Olimpia. El club me dejó sin trabajo cuando el costo de mi tratamiento es muy alto. Hace siete meses que tengo cáncer y solo me mandaron un mensaje de texto por la deuda que les reclamé".

“Tengo que vivir de mis ahorros, quiero comprarme un departamento para tener algo de tranquilidad” afirma el futbolista cuyo pasaje por Olimpia fue su única incursión en el exterior.

Ariosa, a sus 28 años, ya le empató el partido al cáncer y deberá hacer lo que mejor sabe; desbordar por la banda y hacerle un gol a la vida.

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