Para Ileana Ortiz es algo personal. Ayer, a las 10 de la mañana, sin importar que lloviznara y que el cielo amenazara con algo peor, salió casa por casa para hablar con los vecinos para sumar fuerzas contra el estadio de Peñarol que pretenden construir a metros de su casa. Dijo a El Observador que lo seguirá haciendo durante el fin de semana para que nadie quede ajeno. “Decile a Rúben y a la familia de más arriba. Que vaya tu abuela si puede”, le comentó a Christian, un productor que tiene su quinta en la que será la parte de atrás del futuro estadio, por camino Siete Cerros.
Ileana asumió la tarea de ser la vocera del barrio. Envió cartas a la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) y a la Junta Departamental para detener la autorización hasta que no se realizaran los estudios de impacto territorial y ambiental del proyecto. Como sus planteos no fueron escuchados, está convocando a una reunión vecinal en el Centro Mariapólis “El Pelícano”, un centro de retiro religioso ubicado al lado de la quinta de Christian que perderá, los días de partido, el silencio necesario para la introspección.
El proyecto del Estadio Arena Peñarol comprende tres padrones con frente a la Ruta 102, entre los caminos Mangangá y Siete Cerros, casi enfrente al ingreso a Zonamérica, y cercanos a los bañados del arroyo Carrasco. El terreno no tiene actividad específica, por lo que fue invadido por pajonales y malezas.
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