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Anécdotas y cábalas de un duelo histórico

De los caramelos de Pichón Núñez a los rezos de Tite, el actual entrenador norteño
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23 de marzo de 2017 a las 05:00
Los duelos entre Uruguay y Brasil a lo largo de la historia han regalado innumerables anécdotas. A continuación repasamos algunas de ellas.

La virgen de Tite en el Parque Central

Tite en el Parque Central
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Los brasileños no pueden con su condición. Son fanáticos de las creencias y las costumbres. Había un entrenador que soltaba pájaros en el vestuario. Algunos jugadores se tiraban alcohol en el pecho. Y en la década del 70 el golero de Atlético Mineiro, Joao Leite, era conocido como el "golero de Dios" porque entraba al campo de juego siempre con una Biblia en las manos.
El actual entrenador de Brasil, Tité, no queda al margen de las cábalas y supersticiones. Cuando vino con Cotinthians al Parque Central se le tomó una foto rezando antes del partido. Tité tiene por costumbre usar camisa del color del equipo que dirige, llamar a su madre antes de los partidos para que le dé su bendición, y rezarle a San Jorge, como se ve en la foto difundida en la web de Corinthians.
El entrenador declaró: "Voy a contar una historia de la que no hablé en su momento porque me daba un poco de vergüenza. Un día, mi madre me dijo: 'póngase esto que es azul, hijo'. Era un manto de la virgen y servía como protección. Y lo usé en la final de la Copa Libertadores contra Boca, con una camisa azul por debajo", contó hace unos años Tite, revelando su cábala.

Los caramelos del Pichón

Héctor Pichón Núñez
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Uruguay ganó la Copa América de 1995 en el Centenario venciendo en la final por penales a Brasil. Lo que pocos saben es que el entrenador de aquel equipo, Héctor "Pichón" Núñez, tenía sus rituales. Resulta que previo al debut el ex dirigente de Nacional, Walter Audifred, se arrimó y le regaló unos caramelos. Pichón se los metió en el bolsillo de la gabardina. Y en medio de los nervios del partido metió mano pero no los comió. Ganó y siguió adelante. Entonces, cuando la celeste llegaba al Estadio, Núñez se encontraba con Audifred que lo abrazaba y le metía una bolsita de caramelos en el bolsillo. El DT no los comía porque no era de comer cosas dulces, pero en la final de la Copa con Brasil se llevó dos a la boca y ganaron por penales.

Fígoli, el Talismán

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Los uruguayos también tuvieron su talismán. Durante muchos años se lo consideró a Matucho Fígoli como un cheque al portador. En las fotos de los mundiales de 1930 y 1950 muchos se preguntaban quién era el hombre que aparecía con los jugadores con una valija de madera. Ernesto "Matucho" Silva fue masajista, utilero, peluquero y barbero de los planteles de Uruguay. Un todo terreno que con el paso de los años, estuvo 30 con la celeste, se transformó en verdadera talismán. Con Matucho en la foto, con su valija de madera, los celestes conquistaron el Mundial de 1950 en Maracaná ante Brasil.

El día que Barrios se quería ir

En 1940 Uruguay viajó a Rio de Janeiro a jugar contra Brasil por la Copa Rio Branco. "Los diarios decían que éramos una murguita", contó Severino Varela en la revista Estrellas Deportivas de El Diario.
Severino agregó: "Perdíamos 3-1 al final del primer tiempo. Cuando vamos a salir para jugar el segundo tiempo, en el último escalón del túnel, se paró Luisito Mata y, desde allá arriba, nos dijo a todos: 'aquí hay que dejar la sangre, sacarle un diente a uno, pero hay que ganar este partido'. Nos alentó, nos impulsó el alma... Ganamos 4 a 3".
Pero el cuento viene en la revancha. "En el segundo partido, Brasil nos ganaba 1 a 0 y Barrios, que había sido un fenómeno en el arco, ¡se quería ir! ¡Vos sos loco!, le dije. ¿No ves que podemos empatar o ganar y nos llevamos la Copa? Al final lo convencimos. Por ahí hubo un foul a favor nuestro y yo alcancé a meter el pie, adentro, y nos quedamos con la copa".

Golpe al proceso Tabárez, se va Regueiro

Mario Regueiro
Mario Regueiro en su casa, el Tróccoli
Mario Regueiro en su casa, el Tróccoli

Uno de los golpes más significativos que sufrió el proceso de Oscar Tabárez en la selección fue la renuncia de Mario Regueiro. Ocurrió luego del empate 2-2 con Chile y previo al viaje a Brasil para jugar por la cuarta fecha de las Eliminatorias contra los norteños en San Pablo. "Nunca fui de armar ningún problema, de discutir con nadie. Mucho pueden decir que no fue el momento ideal, yo también lo sé, pero ya la cabeza y el corazón decían otra cosa, que era el momento", expresó el jugador. Y agregó: "Le hice saber a Celso Otero que no me gustaba llegar un lunes y saber que el equipo estaba armado, es una falta de respeto para los que vienen a la selección porque te quita las ganas y la chance de pelear por un puesto. Nunca salí de mi casa de España con la camiseta de titular".
Tabárez indicó: "No entendió mi posición, pensó que yo estaba equivocado, por no haberle dado más oportunidades. Quizás está molesto por no jugar pero no lo hemos hecho con ninguna intención que no sea diferente a la de formar el equipo con la misma corrección que con el resto de sus compañeros de plantel".

170 mil almas en Maracaná

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La final de la Copa América de 1989 que Uruguay jugó ante Brasil en Maracaná marca un record de asistencia a un partido del referido torneo. En tiempo donde la tendencia es que los estadios no tengan una capacidad mayor a los 50 mil espectadores, ver 170 mil personas en una cancha asombra. Uruguay, dirigido por Oscar Tabárez, perdió 1 a 0. El gol lo marcó un genio y maestro de la definición llamado Romário. Años después, el baixinho fue el demonio que eliminó a la celeste de la Copa del Mundo de 1994 en el que significó su regreso a la selección

El mal recuerdo de Viera

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Sebastián Viera
Sebastián Viera

El 6 de junio de 2009 quedó grabado a fuego en la memoria de Sebastián Viera. El arco de Uruguay venía en picada. Se equivocó Carini, se equivocó Castillo y fue el turno de Viera. Pero Sebastián se comió un gol increíble ante Brasil.
El golero le comentó a su padre Mario: "Papi, cuando venía la pelota se movía toda y yo no sabía de qué forma poner el cuerpo y los brazos. Hubiera preferido que fuera al ángulo, porque sé que vuelo y la saco", le dijo Sebastián Viera a su padre, Mario, quien lo encontró "fuerte" y con "muchas ganas de revancha", manifestó a El Observador.

Pelé y los campeones en el Estadio

El 10 de julio de 1960 llegó al Centenario el campeón del mundo Brasil, con el atractivo del rey Pelé en sus filas, para jugar un partido por la Copa del Atlántico. Los norteños venían de ganar la Copa del Mundo de 1958. Se vendieron 54.388 entradas y los celestes ganaron 1-0 con gol de Domingo Pérez. ¡Cómo hace 10 años! Fue el título de El Día que en su crónica reflejó: "El ejemplo de Maracaná perdura. La clase no se apaga".

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