Adios a la sutileza

Los uruguayos lo conocimos de joven, en aquel sub20 de Malasia en el que hacía dupla con David Trezeguet, y que se quedó afuera ante la celeste de Zalayeta y Olivera. Pero luego Thierry Henry construyó una de las carreras más grandes del fútbol internacional. Campeón del mundo, de Europa y de la Copa Confederaciones con su selección, de Inglaterra con Arsenal, de Francia con Mónaco, de España con Barcelona, con quien también obtuvo la Champions y el Mundial de clubes… pero ante todo, dueño de un talento inigualable.

Henry anunció ayer su retiro para convertirse en comentarista del canal de tv Sky Sports. “Es tiempo de tomar un camino diferente ”, dijo el jugador de 37 años, que defendía a los New York Red Bulls de la Major League Soccer.

Curiosamente, Henry fue mucho más ídolo en Inglaterra que en su Francia natal. Jugó poco tiempo en su país, ya que de Mónaco saltó a Juventus en 1999, donde apenas jugó seis meses. Fue en Arsenal que se volvió una leyenda: 228 goles en 377 partidos entre 1999 y 2007, incluidos dos títulos de Premier League, tres de FA Cup y dos de Community Shield. Fue nominado el mejor jugador de la historia del Arsenal. Luego saltó a Barcelona, donde ganó una Champions League (Roma 2009), dos Ligas, un Mundial de Clubes, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y una de España.

Es el mayor goleador de la selección francesa de fútbol, con 82 goles en 123 partidos. Sin embargo, nunca llegó a tener una despedida acorde en la selección.

Quizás el último pasaje por Les Bleus contribuyó a hacerlo caer en desgracia. Fue el héroe de la clasificación al Mundial de Sudáfrica, gracias a su gol con la mano en el alargue del repechaje ante Francia, pero muchos en su país lo calificaron de tramposo.

“A ‘Titi’ hay que rehabilitarlo de una vez por todas. Un francés negro que tiene una estatua en Inglaterra. Eso quiere decir muchas cosas”, comentó su excompañero Emannuel Petit, en una frase que, aunque polémica, lo dijo todo.