A Nacional le alcanzó con lo mínimo

Nacional tiene un equipo ordenado y práctico, pero no es mucho más que ninguno de sus rivales”, dijo el dirigente José Fuentes al término de la clara victoria tricolor del sábado.

Como suele suceder cada vez que opina, el directivo desgranó muy bien lo que demostró el equipo el sábado ante un adversario que le regaló la pelota, los espacios y la cancha.

Nacional se llevó tres puntos de oro para mantenerse enhiesto como líder del Apertura, lo que no es poco. De ocho partidos que jugó, ganó siete. Lo suyo es inapelable. Sin embargo, luego de 15 minutos en los que parecía que era una Ferrari, bajó las revoluciones hasta el bostezo y pasó a ser un auto común.

Quizás se contagió de lo poco que expresaba en su juego el rival, pero de ser así, sería un pecado capital.

El Vasco Arruabarrena apuesta a un juego colectivo, solidario, claro y efectivo, pero no siempre las cosas salen de esa forma.

El hecho de que los tricolores se encontraran con un gol a los 4 minutos quizás también ayudó para que se jugara mucho más tranquilo y se bajaran las revoluciones.

Juan Manuel Díaz –de gran partido– se soltó por izquierda, recibió el pase del debutante Nano Ramos y facturó.

Entonces todo se hizo mucho más sencillo. Góngora le sacó un gol a Alonso quien simplemente envió un centro que se cerró y luego, Rodrigo Cabrera casi se hace un gol en contra. Nada más en la primera mitad.

Juventud, un equipo que empezó con línea de cinco en el fondo y luego cambió la táctica tras ir en desventaja, solo pateó a los 35 minutos. Rodrigo Viega le pegó de lejos y estuvo a punto de empatar. Eso demostraba que si lo embocaban, a Nacional le podían igualar.

Porque por más que intentó, por más que Porta se puso la bandera del desborde por izquierda e inquietó, la profundidad del ataque no incidió.

El tedio del primer tiempo por suerte para todos los que estaban en el estadio, cambió radicalmente en el complemento.

Díaz otra vez hizo de las suyas por izquierda, el botija Ramos le dejó el gol servido a Iván Alonso y, como siempre, Iván no perdona. Factura. Y ya lleva cinco en el torneo.

Recién comenzaba el complemento y Nacional jugaba mucho más tranquilo aún.

Se dio lugar para alguna jugada de lujo como una pared notable entre Porta y Alonso, pero Góngora le sacó el tercero.

Mario Saralegui buscaba variantes con los cambios, pero Juventud no reaccionaba. Solo algo de Viega y Reyes, pero la falta de llegada era notoria.

Un notable pase de Calzada para Porta a los 70 minutos terminó de derrumbar el partido. Era el 3-0 merecido, eso sí, con la ley del mínimo esfuerzo.

Segundos antes, Jorge Bava le había sacado notablemente el descuento a Jaime Báez.

Nacional era el dueño de la pelota, de las acciones y del juego en general. Sin brillar, pero mostrando una superioridad que ahora se hacía mucho más patente que en el primer tiempo.

El debutante Ramos pasó con nota en su primera incursión con la casaca tricolor. Quien estuvo en el debe esta vez fue el Chino Recoba, que desde su ingreso a los 62 minutos –justamente por el juvenil– caminó como nunca la cancha, como jugando desganado, algo que llamó la atención.

Juventud solo logró descontar con un verdadero golazo de fuera del área de Reyes, pero nada más. Estuvo muy lejos de todo.

De esa manera, Nacional se llevó un nuevo triunfo y demostró que cuando las cosas vienen bien, no se necesita jugar siempre con un ritmo vertiginoso ni ser un equipo químicamente puro con la pelota. Se puede ganar con el esfuerzo justo, sobre todo, si el rival “ayuda”. Y siempre es lindo mirarlos a todos de arriba.